Editorial | El juego de las diferencias
Semejantes pero no iguales
El impacto del fenómeno Milei sobre las filas de lo que fue Juntos por el Cambio ha sido tan intenso que, cada uno por su lado, los ex aliados de la escudería amarilla están todavía reubicándose en el nuevo escenario que amenaza fagocitarlos o desdibujarlos. Ambas amenazas se ciernen sobre Jorge Macri.
Buenos Aires, 11 de junio de 2024. En el PRO además, la interna tiene por eje el deseo del primo Mauricio de recuperar su lugar de líder indiscutido, dejando abierta la puerta para que todos los díscolos, tanto Rodríguez Larreta como Patricia Bullrich y sus seguidores, se vayan del partido lo antes posible. El antecesor de Jorge Macri se abstuvo de participar en la definición de la nueva conducción partidaria con Mauricio al frente, y a los que sí lo hicieron en nombre de la actual ministra de Seguridad, los están descabezando. Antes que eso, Jorge Macri dejó fuera de la administración porteña a los principales cuadros de Larreta, salvo el ministro de Salud Quirós.
El intento de mostrarse lo más próximo posible a la gestión libertaria, hace que nuestro Jefe de Gobierno no opine sobre decisiones nacionales que perjudican directamente al distrito, como la motosierra que está desmantelando políticas de promoción cultural con más de medio siglo de existencia o el haber hecho que el país sea caro en dólares para los turistas extranjeros. Ambos son ítems sensibles en nuestra ciudad, por un lado orgullosa de sus méritos artísticos y culturales que la hacen muy atractiva al turismo internacional y por el otro, dependiente de ese mismo turismo como uno de los motores de su economía.
Sin embargo, nuestro Jefe de Gobierno también procura marcar diferencias. Reclama los recursos nacionales que la Corte Suprema le concedió graciosamente en incremento de la coparticipación, se suma al pedido por la recuperación del Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID) y acompaña el reclamo de presupuesto para las universidades públicas. Siempre cuestiones de dinero para el distrito, pero dos de ellas, sensibles para gran parte del electorado porteño. En otros temas, como el protocolo Bullrich contra las protestas sociales, el macrismo continúa usando su fuerza policial para reprimir manifestantes con entusiasmo.
El problema que enfrentan es que si Milei tiene éxito, puede dejar al PRO como fuerza marginal aún en su propio distrito (al fin, el libertario es otro porteño), pero si fracasa y los macristas están demasiado cerca, pueden hundirse con él, aunque tuvieran una participación menor en la gestión nacional. Si los pronósticos/deseos de pronta crisis terminal del experimento anarco libertario van quedando atrás con el paso de los meses, la violenta caída de la actividad económica sin expectativas razonables de que se revierta en lo inmediato, incrementa las dudas sobre la perdurabilidad de Milei al frente del Ejecutivo nacional.
En tanto, gestionar una ciudad compleja como la nuestra, parece un desafío suficiente. La epidemia de dengue encontró a la administración local carente de iniciativa, salvo decirle a la población cómo se las tenía que arreglar sola. También el incremento de los robos desmiente la eficacia de una fuerza policial que parece entretenida en observar lo que hacen los narcos. Temas candentes de la gestión como la falta de limpieza o la proliferación de vendedores ambulantes frente a los cuales no se tiene nada que decir, salvo la repetición de eslóganes publicitarios que nada resuelven.
Otro tema es la seguridad jurídica que se invoca a menudo como reclamo. No cuenta cuando se trata de acatar fallos adversos de la Justicia local, como por caso el que retrotrajo los incrementos abusivos de la tarifa del subte. Simplemente desoyeron la orden judicial. Pero habrá que ver si la oposición sabe capitalizar esos flancos.
Lic. Gerardo Codina