Buenos Aires, 16 de abril de 2024. Aquella porción de pampa conformaba a fines del siglo XVIII un inmenso campo sin cultivar utilizado para el pastoreo, y donde  desde 1771 por disposición del Cabildo, en lo que en ese entonces se consideraba la periferia urbana, se establecieron mataderos de animales para el abasto de la ciudad. En el predio que hoy ocupa la Plaza Once, se ubicaban los Corrales donde se concentraban las carretas provenientes del interior y el mercadeo de productos de campo.

Uno de esos corrales de abasto y matadero, el Matadero del Oeste, se instaló en las proximidades de la Plaza 11 de Setiembre de 1852, actual Miserere, entre las calles Bartolomé Mitre, Pueyrredón, Av. Rivadavia y La Rioja. Pronto sería conocido por el apelativo que trascendió el tiempo: Miserere.

Miserere fue el señor Antonio González Varela, nacido en 1752 en Ponferrada, provincia de León, España, quien en 1775 llegó a Buenos Aires y al poco tiempo fue apodado así, para algunos por sus inclinaciones caritativas y para otros porque en latín, Miserere significa “ten misericordia” y esta era una frase habitual del joven dirigida a quienes realizaban la matanza de animales que se sacrificaban en la zona. Lo cierto es que era un hombre de gran religiosidad.

Antonio compró una extensión de aproximadamente tres manzanas a la altura de la actual calle Azcuénaga y el Camino Real (hoy Rivadavia). Y en esta esquina instaló una pulpería, siendo el primer habitante registrado del actual barrio. El predio se conoció desde entonces como la Quinta de Miserere, y era lindera con los Corrales que fueron llamados “de Miserere”. El actual Pasaje Colombo formó parte de la Quinta de González Varela y hoy puede verse en su entrada una placa que hace referencia a ello.

En 1797, Miserere donó una parcela de sus posesiones en la actual esquina noroeste de Azcuénaga y Bartolomé Mitre a misioneros franciscanos procedentes de La Rioja española, quienes inmediatamente edificaron un importante hospicio. En 1807 comenzaron la construcción de un santuario que en tres años estuvo terminado y listo para que los misioneros entronizaran en él a la virgen de su devoción, Nuestra Señora de Valvanera, patrona de la provincia española de La Rioja.

El hospicio fue clausurado en 1823 de acuerdo con la Reforma Eclesiástica, pero la capilla siguió abierta al público hasta que en 1833 fuera erigida en parroquia con el nombre de Nuestra Señora de Balvanera, ya cambiada la ortografía por los usos y costumbres.

El templo comenzó a ser construido seis años más tarde y fue inaugurado el 4 de abril de 1842 con las presencias del gobernador de Buenos Aires, Brigadier General don Juan Manuel de Rosas y su hija Manuelita. 

                                                                                                                 Norberto Alonso

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