Porteñas | No hay traductores para los chinos

Retrasos en el cambio de coches de la Línea A

Según denunció el diario Página 12, los trabajadores aún no empezaron con la capacitación con los nuevos trenes, porque sólo tienen algunos pocos manuales traducidos al español y no hay intérpretes para los técnicos chinos que asisten al cambio de formaciones. Hasta ahora sólo un tren pudo circular por las vías, pese al optimismo que exhibió la semana pasada el Jefe de Gabinete de Macri, Rodríguez Larreta. Buenos Aires, 28 de enero de 2013. A dos semanas de que el gobierno porteño resolviera el cierre del servicio, en la línea A de subtes pasa poco. La crónica periodística relata cómo procuran entenderse por señas los trabajadores porteños y los técnicos chinos que respaldan la incorporación de los nuevos trenes al servicio.

La primera formación de coches nuevos bajó al circuito el lunes pasado. Al día siguiente, en su primera prueba, “rozó el andén” pero los trabajadores explicaron que “es normal, hay que hacer ajustes”. Quizá podrían haberlo hecho antes, pero recién el martes la empresa distribuyó algún manual traducido al español.

Bajo tierra, sólo los señaleros siguen en sus puestos y trabajando como siempre. Los encargados de tráfico (guardas y maquinistas) pasan el tiempo como pueden en la estación Primera Junta; los de boleterías, en cursos de capacitación que Metrovías define como “de calidad de servicio” y en el transcurso de los cuales –contaron trabajadores a este diario– les advierten acerca de qué hacer con “los clientes terroristas”, como en el idioma del marketing se denomina a quien protesta (ver aparte).

Por otra parte, comerciantes y canillitas que cada día trabajaban en los andenes de la línea A siguen en ascuas: ni los primeros, convertidos en inquilinos del Gobierno de la Ciudad, ni los segundos, cuya relación laboral resulta más compleja de encuadrar por la naturaleza de su trabajo, salieron de la incertidumbre que empezó a pesarles durante la primera semana de enero. “Nos prometieron llegar a un arreglo pero todavía no sabemos nada”, contó Noemí, que por primera vez en 25 años no amanece en su kiosco de la estación Río de Janeiro.

De las ocho semanas anunciadas para el cierre temporario, ahora quedan seis por delante. Voceros de Metrovías y de Sbase aseguraron a este diario que no hay tal cosa como un cronograma estricto para los días que faltan. Trabajadores de la administración a cargo de Juan Pablo Piccardo, por su parte, contaron que en la empresa “corren rumores de que quieren hacerle un lavado de cara a la línea, algo de limpieza y pintura, nada más”.

Recién el martes pasado una formación nueva recorrió el trayecto entre Primera Junta y Nazca. Hasta ese día, todos los guardas, conductores y maniobristas “cumplían horario tomando mate y nada más”, esperando “que pasara el tiempo porque no había nada para hacer”.

Compartir nota en las redes sociales Enviar Imprimir

Dejanos tu comentario