Sociedad | Tiempo de hacer historia

La Semana de Mayo

Una América que ansiaba liberarse del yugo colonial fue sacudida por la novedad de que la Corona española había sido derrocada por las tropas napoleónicas. ¿A quién obedecer, si el Rey ya no estaba? En la Buenos Aires de 1810 esa pregunta desató una serie de acontecimientos que resultaron fundantes de un nuevo orden político, revolucionario en ese tiempo, desencadenando las luchas por la primera independencia.
Buenos Aires, 16 de mayo de 2023. La idea de que el poder residía en el pueblo y se lo delegaba en el monarca, acompañó la disolución del régimen feudal en Europa y anticipó la primera democracia popular instaurada por la Revolución Francesa. Como reflejo de la soberanía popular, la Asamblea Nacional fue el poder supremo instituido por aquel proceso revolucionario. Las multitudes de mujeres y hombres humildes se sacudían así del yugo de la servidumbre y miraban a todos como a simples iguales.

Entre nosotros, esas novedades de la historia se consumían con ansias. Pesaba sobre todo el deseo de la autonomía americana y se anhelaban vientos de libertad. Depuesto el Rey, el que aquí gobernaba en su nombre no tenía más título que cualquiera. Este tema se debatió en el Cabildo Abierto del 22 de mayo, en el que las fuerzas patriotas se pronunciaron por la caducidad de la autoridad del Virrey en tanto había declinado la autoridad que lo había nombrado para el ejercicio del gobierno. El debate no fue con el pueblo en la plaza, sino restringido a 450 vecinos invitados, de los que concurrieron 251. En ese ámbito reducido, la solución fue intermedia. El Cabildo asumió el poder y nombró una Junta de Gobierno integrada por dos españoles y dos americanos, y presidida por el ex Virrey Cisneros, a quien encomendaba el mando de las tropas.

La novedad enardeció a los excluidos, el pueblo, y las milicias que se habían formado para derrotar a los ingleses invasores. El repudio social forzó la renuncia de los miembros de esa junta y la convocatoria a un nuevo Cabildo Abierto, el del 25 de mayo. Allí se alumbró, luego de largas horas de incertidumbre y presiones diversas, una nueva junta, presidida por el potosino Saavedra. Eran sus secretarios los doctores Mariano Moreno y Juan José Paso y como vocales fueron designados Manuel Belgrano, Juan José Castelli, el militar Miguel de Azcuénaga, el sacerdote Manuel Alberti y los comerciantes Juan Larrea y Domingo Matheu. Así comenzaba una nueva etapa de nuestra historia.

Esa Junta todavía pretendía gobernar en nombre de Fernando VII, el rey depuesto en España. Pero Buenos Aires no era todo el Virreinato y encontró resistencias. Tanto de los españoles que defendían su prerrogativa a mandar sobre los americanos, como de otras provincias que decidieron asumir su propia autonomía. Recién un lustro más tarde, en el Congreso de los Pueblos Libres convocado por Artigas en Concepción del Uruguay en 1815, se proclamó la independencia de España, la que fuera más tarde ratificada en el Congreso de Tucumán.


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