Historias de nuestra comuna | Del tiempo del cólera y la fiebre amarilla

El Hospital Ramos Mejía

La epidemia mundial de cólera de 1867/68 repercutió en Buenos Aires, haciéndose necesario crear un espacio que permitiera el aislamiento y tratamiento de los enfermos para combatirla. Para ello se buscó un sector alejado del casco urbano, alto, seco y con profusa vegetación y en los Corrales de Miserere se habilitó el Lazareto San Roque que comenzó a funcionar en el año 1869 con el fin de socorrer al viejo Hospital General de Hombres. Buenos Aires, 10 de noviembre de 2014. Ubicado en la calle Caridad al 600, actualmente Urquiza, la construcción constaba de dos barracas de adobe con un total de cuarenta camas destinadas a albergar a los enfermos, y casetas de madera para alojar al personal. Dos años después, para enfrentar la epidemia de fiebre amarilla, el número de camas se mostró insuficiente, por lo que a su finalización se impulsaron obras de reconstrucción y remodelación, con el objetivo de convertir el precario Lazareto en Hospital General reemplazando así al Hospital General de Hombres.

El edificio fue proyectado por el Arquitecto Juan Antonio Buschiazzo y las obras quedaron detenidas varios años por problemas presupuestarios. Después de que Buenos Aires fuera declarada capital de la República en 1880 se reorganizaron los servicios asistenciales que pasaron a estar en manos de la municipalidad capitalina. Y con la figura central del historiador, sociólogo y psiquiatra argentino Dr. José María Ramos Mejía en la Asistencia Pública, las obras finalmente se concluyeron inaugurándose el Hospital San Roque el 12 de agosto de 1883, único Hospital General de la municipalidad con capacidad para 240 camas destinadas a la internación de hombres exclusivamente. Progresivamente se incorporaron los servicios de Medicina infantil y Clínica Obstétrica y Ginecológica, ascendiendo a 600 el total de camas.

Fue institución que albergó a grandes figuras como Pedro Chutro y los premios Nobel Bernardo Houssay y Luis Federico Leloir. También pasaron por su cuerpo de médicos nombres célebres como el del Dr. Juan B. Justo que introdujo la asepsia en quirófano en el sistema de salud y por ello fue terriblemente rechazado por sus colegas representantes del modelo médico hegemónico y luego expulsado del hospital en el 1900 por sus ideas políticas ya que había osado fundar el Partido Socialista en 1896 y el cirujano Dr. Nicolás Repetto compañero de ruta del doctor Justo en el Partido Socialista, que realizó operaciones craneanas en el hospital con todo éxito y corrió la misma suerte de la expulsión. También hay que nombrar a hombres que forman parte de la Historia de la Psicología, como José María Ramos Mejía y José Ingenieros. En 1904 éste fue nombrado médico agregado de las salas 5 y 6 correspondientes a las Enfermedades Nerviosas, ambas inauguradas y dirigidas por Ramos Mejía. La praxis de Ingenieros en el hospital lo llevó a proponer, por primera vez en nuestro país, la apertura de consultorios externos en instituciones públicas para el tratamiento hospitalario de cuadros mentales que no requerían internación. Ya Ramos Mejía había promovido la instalación de consultorios externos en el Hospital San Roque, sólo que destinados a otras especialidades como otorrinolaringología o enfermedades de la piel.

Tras la muerte del Dr. Ramos Mejía, en 1914, el establecimiento se denominó Hospital General de Agudos José M. Ramos Mejía en honor a la labor del médico en ese centro de salud.
Norberto Alonso

Compartir nota en las redes sociales Enviar Imprimir

Dejanos tu comentario