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El Edificio de los Pavos Reales

Esta imponente obra constituye un tesoro oculto de la arquitectura de la ciudad. Se trata de un monumento histórico construido en 1912 como un edificio de departamentos por el arquitecto italiano Virginio Colombo, quien nació en Milán en 1885 y llegó a Buenos Aires en 1906 contratado por el Ministerio de Obras Públicas para ejecutar las decoraciones del Palacio de Tribunales.
Buenos Aires, 12 de julio de 2022. El Edificio de los Pavos Reales se encuentra ubicado en la Avenida Rivadavia 3216 al 3232. Su nombre hace referencia a los cuatro balcones del primer piso de su fachada de granito rojo decorados con pavos reales esculpidos en piedra que le han dado identidad propia a la obra.

Colombo utilizó rasgos del estilo medieval italiano, el art nouveau con una influencia distintiva veneciana y el eclecticismo para cumplir el pedido de los propietarios del terreno que le encargaron el proyecto: los hermanos Rossi, también italianos, dedicados al calzado femenino, que eligieron esa zona cuando aún no había traza urbana. La avenida de Mayo y la continuación de Rivadavia era el eje de la burguesía que en las primeras décadas del siglo XX invertía en ladrillos. 

Durante bastante tiempo la casa fue de las construcciones más altas de la ciudad. En una de sus entradas hay un mural que reproduce escenas de la campiña italiana. Y el frente muestra ladrillos a la vista y coloridos mosaicos adornados con hojas y flores. Originalmente, los cuatro balcones de la primera planta estaban decorados y custodiados por las esculturas de ocho leones, aunque ahora solo quedan cuatro. 

La construcción muestra dos edificios apareados, cada uno de ellos con una planta simétrica y la respectiva entrada independiente. Hay catorce departamentos en cada bloque: seis al frente y ocho al contrafrente. Aunque se construyeron casi a la par, se comenzó por el edificio del lado izquierdo, luego se continuó con el de la derecha, y la fachada se ejecutó en conjunto. Al frente se pueden observar los seis accesos independientes y los dos locales comerciales de la planta baja. 

La titularidad del Edificio de los Pavos Reales se mantuvo en pocas manos hasta la ley de propiedad horizontal de 1948, y en algún momento de las siguientes dos décadas quedó dividida en dos consorcios. Uno de ellos fue comprado por una administradora de edificios, y esa parte fue afectada por la traza de la fallida AU3 durante la dictadura cívico militar y sujeta a expropiación. Esto implicaba que no podían hacerse reformas ni venderse, y poco a poco quedó deshabitada. El retorno de la democracia trajo nuevos propietarios a la parte desocupada y en 1992, con la modificación del Código de Planeamiento Urbano de la Ciudad de Buenos Aires, toda la finca quedó bajo nivel de protección estructural.

A partir de entonces comenzó a crecer la necesidad de restaurar la fachada, que ya había sufrido caída de ornamentos y rajaduras. En 2005 ambos consorcios pidieron un subsidio a la subsecretaría de Patrimonio Cultural del gobierno porteño, y se encararon los trabajos de hidrolavado previo, reposición de esculturas de leones caídas, reparación de grietas y recuperación del color originario de algunos sectores.
                                                                                                                  Norberto Alonso 


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