Editorial | Vínculos conflictivos

Macri vs. Milei

Como dos hermanos gemelos que se adoran y odian al mismo tiempo, porque cada uno quiere ser el otro y que ese alter ego no exista, Milei y Macri se abrazan y tratan de ahorcarse al mismo tiempo. Nuestra ciudad, por ser el distrito de ambos, se convierte inevitablemente en un fiero terreno de disputa. Pero claro, el conflicto se esconde bajo la mesa todo lo que se puede y para las mayorías sólo parece un ardiente noviazgo primaveral.
Buenos Aires, 10 de setiembre de 2024. El capítulo de los colectivos y sus subsidios ocupó por unas pocas semanas el foco de la atención. Finalmente, Nación cumplió su propósito de desembarazarse de toda obligación en el costeo del principal medio de transporte del área metropolitana, salvo las líneas interjurisdiccionales, y la Ciudad aceptó la trasferencia de competencias, pero con los fondos necesarios para hacer frente a las nuevas obligaciones.

Esto último porque Nación empezó a cumplimentar la sentencia de la Corte Suprema que, arbitrariamente, repuso la suma adicional de fondos nacionales otorgados a la Ciudad por Mauricio Macri, por fuera de la Ley de Coparticipación que rige desde 1994. En lo inmediato, los mayores recursos otorgados por Nación le permiten a Jorge Macri mantener ordenada la situación financiera del distrito que le toca gobernar, pese a la profunda caída de ingresos tributarios que se registra. 

La política de ajuste sin fin del gobierno libertario congeló la economía de un modo más profundo que la pandemia en sus peores épocas. Un efecto de ese accionar es la caída de la recaudación que sufren todos los gobiernos: municipales, provinciales y también la administración nacional.  Con lo que la eliminación del déficit sólo puede hacerse a costa de postergar vencimientos. O sea que no existe en verdad.

Tarde o temprano muchos se darán cuenta que el rey está desnudo y el macrismo apuesta a no hundirse con Milei en ese momento, mientras lo empuja todo lo que puede para que haga el trabajo sucio que el mismo Mauricio no se atrevió a hacer. Por ejemplo, privatizar todas las empresas del Estado como fue votado en el Congreso con el apoyo del macrismo y sus socios radicales, entre otros. O romper con el Mercosur para lograr una apertura indiscriminada de la economía que impida el afianzamiento de una industria nacional significativa.

Para la mirada macrista, el desarrollo de la ciudad pasa por el negocio inmobiliario y por eso la reforma prometida por Jorge Macri al Código Urbanístico de Larreta se parece mucho a cambiar algo para que no cambie nada. El argumento de “conservar la identidad de los barrios”, habilita en nombre de los “equilibrios necesarios”, la construcción en las avenidas de grandes torres de más de 30 pisos, tanto en el norte como en el sur de la Ciudad.

Tanto apuestan a lograr que el trabajo sucio de las reformas pro mercado (y anti populares) lo haga Milei y pague solo él el costo de hacerlo, que la Ciudad nada dice del feroz ataque que sufrieron tres de los pilares de su economía: el turismo internacional, la producción de contenidos audiovisuales para su exportación y la llamada “industria del conocimiento”. Al trocarse Argentina en un país caro en dólares en la comparativa internacional, no fluyen los turistas internacionales que llenaban los alquileres temporarios y los hoteles, los creadores argentinos y los desarrolladores de software ya no son baratos internacionalmente y producir acá se volvió caro otra vez. Pero de eso, Jorge Macri no habla. ¡A ver si se enoja Milei!

                                                                                                         Lic. Gerardo Codina
   


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