Comunales | Jardín del Ramos Mejía

Se reaviva la lucha

La comunidad educativa está movilizada para exigir la reapertura del establecimiento escolar ubicado en la calle Venezuela y 24 de Noviembre. Una medida judicial ordena su restauración. El Gobierno porteño lo cerró hace un año, no hizo las tareas de reparación y mudó a los chicos a la escuela de la Plaza Manzana 66.
Buenos Aires, 9 de marzo de 2021. Se reaviva la lucha de la comunidad educativa por reabrir el edificio donde funcionó el Jardín del Hospital Ramos Mejía durante más de 30 años, en la calle Venezuela y 24 de Noviembre. El disparador ocurrió a fines de enero, cuando el Gobierno porteño envió un camión de mudanzas para retirar material educativo del inmueble, con la intención de llevarlo al establecimiento adonde fueron mudados los niños el verano pasado, en la Plaza Manzana 66 de Catamarca y Moreno.

Esto significa que el Gobierno porteño construyó una nueva escuela en Balvanera, pero en lugar de utilizarla para generar nuevas vacantes escolares (cerca de 350) la empleó para trasladar a los alumnos de un establecimiento que por décadas funcionó sin problemas para la comunidad de familias, docentes, vecinos, trabajadores y estudiantes.

Esa misma comunidad es que la desde hace tiempo solicita a las autoridades del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, a cargo de Soledad Acuña, que revean la situación. En el barrio piden que los dos edificios estén abiertos a la par, cada uno con su matrícula.  Al cierre de esta edición, se iba a realizar una asamblea online a través de la aplicación Zoom para definir los pasos a seguir este año a fin de lograr la reapertura del edificio de Venezuela. La información está en la cuenta de Facebook de la Multisectorial “No al Cierre del Jardín del Hospital Ramos Mejía”.

“Hay un fallo judicial vigente que ordena restaurar el edificio de la calle Venezuela, el Gobierno porteño aprovechó la pandemia para desconocerlo y no hacer nada. Encima, realizó esta mudanza sin notificar a la comunidad educativa”, cuenta ante este medio José Machaín, vecino y padre de una niña que asiste al jardín del Ramos. Agrega que muchos de los materiales que estaban en el edificio fueron adquiridos para el proceso de aprendizaje de los niños y costeados por la cooperadora, a través de aportes de las familias. “Había útiles y elementos, algunos suministrados por el ministerio y muchos logrados por el esfuerzo de la comunidad”.

El fallo del juez López Alfonsín data de principios de marzo de 2020 (quien luego se apartó de la causa porque fue reubicado en el Poder Judicial) y contó con varias instancias, entre ellas una audiencia celebrada el 18 de febrero de 2020. “Allí expusieron los peritos de los bomberos y dijeron que el de la calle Venezuela era un edificio que tenía todas las condiciones para funcionar como una escuela infantil si se le hacían algunas adecuaciones y refacciones, no había ninguna situación de riesgo”, agrega Machain.

La Multisectorial por el Jardín señala en un comunicado sobre el fallo: “El Gobierno Porteño no puede desmantelar el edificio (al hacer mudanzas) porque hay una decisión judicial de avanzar con las refacciones y reabrirlo de forma permanente (…) con cada una de sus acciones no respetan ni a la comunidad educativa, ni a lxs trabajadorxs del Hospital, ni a la Justicia”. 

El Gobierno porteño desde, al menos, 2018 quería cerrar el establecimiento educativo ubicado dentro del predio hospitalario. Decía que era peligroso para la salud que hubiera menores de edad tan cerca de las instalaciones médicas. A la par, en esa época se construía a pocas cuadras la plaza Manzana 66 tras la aprobación en 2016 de la Ley N° 5.800, luego de una lucha iniciada por vecinos dos años antes. 

Resistían la apertura de un microestadio en la esquina de Jujuy y Belgrano. A la hora de diseñar el espacio verde, solicitaron una escuela inicial con 300 vacantes, la cual finalmente quedó en 350. Por un momento, parecía que Balvanera iba a ampliar su capacidad con respecto al espacio en las escuelas. No obstante, a fines de 2018 empezó la clausura sistemática del Jardín del Ramos Mejía en la calle Venezuela. “En ese momento se le quitó el horario extendido, que era algo beneficioso para las familias”. 

En el verano del 2019, el debate fue por el cierre del lactario, avalado por una resolución del Ministerio de Educación. La situación se judicializó. En otra medida, López Alfonsín ordenó que se mantenga abierto. La comunidad educativa hizo una inscripción simbólica como medida de fuerza. La lucha de la comunidad logró la reapertura del lactario. Sin embargo, a fines de ese año el Gobierno porteño comunicó que iba a mudar el Jardín del Ramos Mejía a la escuela de la Plaza Manzana 66, que estaba en el tramo final de la construcción.

En diciembre de 2019 el Gobierno porteño hizo la primera mudanza de mobiliario, la cual fue frenada por la comunidad educativa. “El Ministerio de Educación abrió una mesa de diálogo con la comunidad educativa y se comprometió a no hacer nada sin antes avisarnos. La mesa en los hechos nunca funcionó”.

Los niños iniciaron el ciclo 2020 una semana después que el resto de las escuelas porque todavía quedaban obras inconclusas. “El lugar no está adaptado para que asistan chiquitos. Hay ventanas con los bordes puntiagudos y el único lugar al aire libre es una terraza a la que subís con dos escaleras. Todo el día le da el sol y no hay con qué cubrirse”, detalla el familiar consultado por este medio. 

“Luego de todos estos años de luchas y ante los sucesos que van desde la mudanza inconsulta de este enero hasta la falta de acatamiento al fallo para restaurar el edificio de la calle Venezuela, identificamos un plan de ataque constante a la educación inicial por parte de la ministra de Educación Soledad Acuña y el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta”, concluye Machaín. 

Juan Castro


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