Comunales | Fiestas patronales

Santa Rosa de Lima

“Gracias, Santa Rosa por estos 80 años de bendiciones”, fue el lema de las fiestas patronales en honor de Santa Rosa de Lima, patrona de América Latina y patrona Jurada de la Independencia argentina. Buenos Aires, 1º de setiembre de 2014. “Gracias, Santa Rosa por estos 80 años de bendiciones”, fue el lema de las fiestas patronales en honor de Santa Rosa de Lima, patrona de América Latina y patrona Jurada de la Independencia argentina, que se celebraron el sábado 30 de agosto, en el santuario del barrio porteño de Balvanera (avenida Belgrano 2216).

Hubo misas a las 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18 y 20.30. A las 16 se realizó una procesión con la imagen y las reliquias de Santa Rosa por las calles del barrio. La procesión salió de avenida Belgrano y Paso y recorrió las calles Rincón, Independencia, Matheu, México, Pasco hasta regresar al templo por avenida Belgrano.

Tras el recorrido hubo una misa solemne a las 19, presidida por monseñor Ernesto Giobando SJ, obispo auxiliar de Buenos Aires y vicario episcopal de la Zona Flores.

La historia recuerda que el 30 de agosto de 1615, en Callao, Perú, la Iglesia dispuso que se elevaran rezos en los monasterios para evitar la invasión de los holandeses calvinistas cuyos barcos se aproximaban a la costa.

Mientras los frailes tomaban las armas, desde la capilla de San Gerónimo una joven elevaba sus ruegos al cielo rogando que sobreviniera una tormenta, que evitara el desembarco.

En Callao, en virtud de un microclima muy especial, es improbable que llueva, por eso los sorprendidos fieles católicos le atribuyeron la tormenta a los ruegos de la joven, que pasó a la historia como Santa Rosa de Lima.

Isabel Flores de Oliva, que era su verdadero nombre, había nacido en esa ciudad el 30 de abril de 1586 y fue la primera santa americana.

Su madre la apodó Rosa por su belleza y porque sus mejillas siempre estaban teñidas de ese color, de manera que el arzobispo la confirmó con ese nombre y luego la Iglesia la beatificó y santificó como Rosa de Santa María de Lima.

Rosa nunca llegó a ser monja, tan solo vistió el hábito laico de la Tercera Orden Franciscana del Convento de Santo Domingo y su clausura consistió en recluirse en el fondo de su casa, en una cabaña, donde cuidaba las plantas y atendía a enfermos y mendigos.

Se cuenta que el 1 de agosto de 1617, orando en la iglesia de Santo Domingo, recibió la revelación divina de que pronto moriría. La enfermedad acabó con ella el 24 de agosto de 1617, a los 31 años, y fue enterrada en la iglesia.

El papa Clemente IX suscribió el decreto de beatificación el 12 de marzo de 1668; el 11 de agosto de 1670 la declaró Patrona de Lima y de América, Filipinas e Indias Occidentales y el 12 de abril de 1671 la convirtió en santa.

La enorme influencia del Perú sobre el Río de la Plata provocó en el sur una profunda devoción por ella.

Durante su festividad se fue observando que con cierta regularidad se presentaban truenos, relámpagos y lluvias, de lo que pronto nació el mito de la "tormenta de Santa Rosa".

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