Comunales | Lucha de los trabajadores del Ramos

La salud empeñada

Entre paros y marchas, trabajadores del hospital público de Balvanera exigen una recomposición salarial urgente al Gobierno porteño. Para demandar mejoras salariales y laborales durante este mes de mayo han realizado una serie de asambleas y paros. En caso de que estos reclamos no sean atendidos en el corto plazo, los delegados estudian llevar adelante un paro de 72 horas. Por Juan Castro
Buenos Aires, 16 de mayo de 2023. “Es muy triste, los compañeros ganan muy poca guita”, resume el delegado Claudio Gómez sobre la situación que viven los trabajadores del Hospital Ramos Mejía, principales efector público de salud de Balvanera y alrededores. Para exigir mejoras salariales y laborales, durante este mes de mayo han realizado una serie de asambleas y paros. En caso de no tener una respuesta favorable, amenazan con profundizar las medidas de fuerza. El reclamo viene de larga data y se agravó con los indicadores económicos actuales. Además, hay reivindicaciones que están presentes desde los tiempos de la pandemia de Covid-19 y el aislamiento social.

Recientemente, durante abril de este año hubo distintas asambleas y radios abiertas donde -entre vecinos, pacientes y empleados- se resumió parte de lo exigido: plus sanitario del 50%, licencia por estrés y estructura para administrativos y servicios generales, declarar a la actividad como “insalubre”, pase a planta de los contratados, otorgar un 2x1 en la antigüedad a aquellos que se desempeñaron en pandemia. Los pedidos fueron elevados a las autoridades del Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires a cargo de Fernán Quirós, pero no hubo respuestas favorables hasta el momento.

Esto impulsó a los trabajadores a iniciar el mes con medidas de fuerza. Así, el 3 de mayo hubo un primer paro de 24 horas y una asamblea en la puerta del hospital, donde se repasó la lucha y la situación de los trabajadores. “Pedimos un adelantamiento de las paritarias. Se firmó el 60% y eso llevaría a diciembre la última cuota. Está anunciado que este año la inflación va a superar al 100%”, explicó a este medio Gómez, delegado del Sindicato Único de Trabajadores del Estado de la Ciudad de Buenos Aires (SUTECBA), uno de los tantos gremios con representación de los trabajadores del Ramos.

Las respuestas del GCBA no llegaron, así que la semana siguiente se acordó un paro de 48 horas, entre el 9 y 10 de mayo. Esta última jornada fue especial, ya que se desarrolló una marcha hasta Bolívar 1, la ex jefatura porteña de Gobierno donde hoy hay oficinas del Ministerio de Salud. “Estamos en una situación que aflige mucho. Es muy triste, los compañeros ganan muy poca guita. Hay sueldos por debajo de la línea de pobreza. Hay muchas compañeras que son sostén del hogar. No alcanza para sostenerse en el día a día. La gente está con mucha bronca, lo expresa en las asambleas con la idea de lucha”, resumió Gómez.

La movilización llegó hasta la puerta del histórico edificio frente a Plaza de Mayo por Avenida Belgrano. Entre bombos y banderas, un grupo de trabajadores ingresó y entregó un petitorio al ministro Quirós. El texto, firmado por representantes sindicales, expone, además de lo ya consignado: “dos grados más a los que tuvimos en la pandemia, aumento de las guardias técnicas y módulos, ascenso vertical de los tramos, pase a planta permanente de nuestros contratados (enfermería, técnicos y administrativos”.

Había un segundo petitorio de trabajadores autoconvocados: “Los/as trabajadores/as del Hospital General de Agudos J. María Ramos Mejía nos hacemos presentes hoy frente a su despacho, transcurriendo en este momento un paro de 48hs en nuestro nosocomio, con el fin de hacerle saber el gran descontento de toda la planta hospitalaria encasillada en el escalafón general. Vemos con pesar que con una inflación y devaluación que no se detienen nuestros sueldos se ven licuados por paritarias firmadas muy por debajo de los índices inflacionarios y en cuotas que hacen que pierdan valor los porcentajes otorgados”.

“La gran mayoría de la planta arriba mencionada no supera la canasta básica familiar establecida por el IPC, obligándonos (a quienes tenemos esa posibilidad) a prestar servicios en más de dos empleos, o resignarnos a vivir en la pobreza. No hay hogar que resista con estos salarios. Nos vemos obligados a dejar nuestra salud empeñada a cambio de no acumular más deudas y poder sostener nuestras familias con la mayor dignidad posible. Exigimos una recomposición salarial urgente de un 60% en una sola cuota fuera de lo ya acordado en paritarias con el gremio mayoritario SUTECBA con rúbrica de ATE. Incorporación a la planta permanente de todos/as los/as contratados/as o en situación de planta transitoria. Estructuras por concurso de todas las áreas técnicas, enfermería, servicios generales y administrativas. Horas extras en vez de módulos o guardias técnicas. Nos mantendremos en estado de alerta y asambleario mientras no obtengamos respuesta favorable”, se agrega.

Al cierre de esta edición, los trabajadores tampoco habían obtenido una contestación formal por parte de las autoridades porteñas. En caso de que estos reclamos no sean atendidos en el corto plazo, los delegados estudian llevar adelante un paro de 72 horas en el efector público de Balvanera y alrededores. 

Ese mismo miércoles 10 de mayo coincidió con un paro de la enfermería porteña, cuyos sindicatos reclaman la equiparación en las condiciones salariales y laborales de la Ley N° 6035, una norma de 2018 que los dejó fuera de la llamada carrera profesional dentro del sector público de salud. Implica salarios más bajos y desalienta su desarrollo en el escalafón.


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