Buenos Aires, 13 de setiembre de 2022. Sarmiento había llegado a la capital paraguaya después de que su médico le recomendara alejarse del frío porteño por su delicado estado de salud, debido a su insuficiencia cardiovascular y bronquial. En su larga y multifacética carrera como político, escritor y docente fue una pieza fundamental en la educación pública argentina y su progreso tanto científico como cultural.

Tanto homenaje a Sarmiento se explica porque el expresidente de la Nación (1868-1874), además de promover durante su mandato la construcción de 801 escuelas en todo el país, fue impulsor de la idea de que era necesario plantear una ley nacional de educación, por lo que es considerado por muchos como “el padre del aula”, aunque fue bajo el gobierno de Julio A. Roca que se sancionó la Ley N° 1420, que estableció que la educación sea universal, obligatoria, gratuita y laica. 

El Día del Estudiante fue fijado en el calendario escolar por iniciativa de un alumno universitario. En 1902, Salvador Debenedetti, por entonces cursante y presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y luego destacado arqueólogo, propuso consagrarla a celebrar a quienes “por siempre” serán estudiantes. La propuesta fue aceptada primero para la facultad y luego extendida a todo el país.

En muchos países se celebran jornadas similares, y el 17 de noviembre se conmemora el Día Internacional de los Estudiantes. Fue establecido por la Unión Internacional de Estudiantes en 1941 para recordar el heroísmo de los jóvenes que en 1939 habían enfrentado la invasión nazi de Checoslovaquia.

Entre nosotros tampoco faltan ejemplos de estudiantes heroicos que lucharon por sus ideales. La película La Noche de los Lápices (1986), relata los hechos reales ocurridos en 1976 durante la dictadura cívico-militar en Argentina, en los que varios estudiantes secundarios de la ciudad de La Plata fueron secuestrados y torturados por reclamar el boleto estudiantil. Siete de ellos fueron asesinados y quienes lograron sobrevivir padecen daños físicos y psicológicos que marcaron sus vidas.

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