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Museo de la Deuda Externa

Se encuentra ubicado en el primer piso de la Facultad de Ciencias Económicas (Uriburu 781). De lunes a viernes ofrece visitas guiadas gratuitas. También organiza charlas en escuelas de Capital y del interior. Por décimo año consecutivo participó en La Noche de Los Museos. Buenos Aires, 8 de noviembre de 2016. De Rivadavia a Cavallo, de términos como valor nominal, PBI o Balanza Comercial a consecuencias como la pobreza, el 2001 y la soga en el cuello del país. El Museo de la Deuda Externa (MDE), ubicado en la Facultad de Ciencias Económicas-UBA, plasma en sus muros una narración posible de Argentina: cuándo, cómo, por qué empezó y continúa el rojo financiero de nuestro Estado. Visitas guiadas, charlas en escuelas y hasta una colección de historietas son las herramientas para “contribuir a la construcción de la memoria histórica”, tal como se proponen sus hacedores.

Este ejercicio del recuerdo es crucial ante el panorama político y económico vigente. Desde el crack de principio de siglo, la Argentina no orbitaba los mercados internacionales. La nueva gestión de Casa Rosada cambió las ideas fuerza. En estos 11 meses, gobierno, provincias y bancos argentinos han recibido US$40.000 millones en préstamos, con lo que la deuda pública queda en cerca de US$200.000 millones, que representan casi el 30% del Producto Bruto Interno (PBI), según la BBC.

La cantidad de millones tomados en deuda, los intereses, las consecuencias y demás datos se sistematizan en el MDE de Balvanera. El puntapié inicial fue la muestra “Deuda Externa Nunca Más” que organizaron en 2005 estudiantes de la FCE en el Centro Cultural Sábato, ubicado en el subsuelo de la sede universitaria. Implicó dos años de investigación para comprender, ahondar y legar ideas sobre el 2001.

“Uno de los factores de la crisis de 2001 fue el endeudamiento público. El museo nace para acercar a la población esta problemática”, evoca ante este medio Félix Penna, subdirector del MDE. Esa fue la génesis de un proyecto que hoy convoca a más de un millar de personas por semana. El Museo abre sus puertas de lunes a viernes de 9 a 21. En ese extenso tramo, estudiantes de económicas reciben a las visitas para llevarlas de recorrida por los distintos paneles del museo. Resumen con fotos, infografías y textos casi doscientos años de libros contables argentinos.

“La creación del Museo en el ámbito de esta Casa de Altos Estudios es una respuesta significativa que rescata el carácter relevante de la cultura de cara a una problemática que exige concientización de la comunidad en su conjunto”, dice Federico Saravia, secretario de Bienestar Estudiantil FCE-UBA. “Consolidar un modelo de democracia socialmente responsable, que sólo es posible sobre la base del conocimiento de nuestra verdad histórica”, añade.

Durante mucho tiempo el museo funcionó en el subsuelo del edificio público de Uriburu y Córdoba. En 2011 abrió el anexo de la FCE y en su primer piso se ubicó la sala del MDE. Se priorizó la difusión, explica Penna, a través de actividades de extensión universitaria: “Hay visitas guiadas al museo y salidas a instituciones, donde se acerca el recurso (investigadores, proyectores, material didáctico) a escuelas de ciudad y provincia. Todo es gratuito, se hacen reservas por mail. Los que más demandan son los últimos dos años de secundaria, pero también hay adultos mayores, extranjeros, estudiantes de otras facultades”.

Al cierre de esta edición, el MDE participaba por décimo año consecutivo en La Noche de los Museos. En sus instalaciones durante toda la jornada se hicieron visitas guiadas. También hubo actividades del Museo de Psicología Experimental en la Argentina “Dr. Horacio Piñero” (Facultad de Psicología -UBA), se proyectó el documental del Museo y cronología “Marcianos”; en el Sábato se desarrolló el Proyecto Teatral URGEN y hubo referentes del Museo de Matemática (MateUBA).

“Los primeros años participamos de la Noche de los Museos en el subsuelo, en el Sábato. Mejoraron las condiciones cuando vinimos al anexo, porque tiene mejor accesibilidad gracias a los ascensores. El año pasado recibimos cerca de 450 visitas, número que esperamos mejorar este año porque hicimos una más intensa campaña de difusión para que la gente participe de las actividades del museo”, resumía Penna a poco de iniciarse la noche cultural que movilizó a más de un millón de porteños en centros culturales, museos y edificios emblemáticos de las 15 Comunas.

El Museo de la Deuda Externa busca atar cabos. De unir los contenidos latentes en los kilos y kilos de apuntes que llevan y traen los estudiantes de la FCE y mecharlos con la vida cotidiana de los vecinos y comerciantes del barrio, de la ciudad, del país. Lo que un alumno estudia sobre índice de Términos de Intercambio, el comerciante de Once lo vive en su libreta diaria con subas y bajas en precios, consecuencia de cuántos barcos con exportaciones entraron o salieron del puerto.

En la coyuntura actual, así lo resume Penna: “En estos últimos dos años fue bastante fuerte la presencia del MDE porque toma relevancia la problemática del endeudamiento público. Es necesario estar enterados como pueblo para poder tomar las mejores decisiones como país”.


Juan Castro


La saga de la Deuda Externa hecha historieta

El Grupo de Trabajo del MDE publicó en noviembre del año pasado una colección de historietas para narrar en forma didáctica, ágil y certera los hechos fundamentales del endeudamiento argentino.

Las páginas entrecruzan géneros narrativos. Hay tramos donde la ciencia ficción predomina, al tiempo uno se topa con un relato policial y luego se orienta al costumbrismo. Son recursos entretenidos que no desdibujan el trabajo de investigación y adaptación. “La información es fidedigna, hecha de forma llana”, dice Félix Penna, subdirector del MDE.

Norberto Galasso prologó uno de los libros. Celebra esta iniciativa de “trasladar los gravísimos problemas de economía y finanzas por los que hemos pasado a través de nuestra historia a imágenes y lenguaje simples y contundentes”. “Que nuestros chicos abandonen los bostezos ante la vieja historia de fechas y batallas y comiencen a apasionarse por la dura y larga lucha del pueblo argentino”, contrapuso el historiador.



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