Comunales | Palacios de la educación
El contraste entre épocas
Este año dos escuelas de la Comuna 3 tienen efemérides significativas. Se cumplen 150 años de la creación de la Escuela Normal Superior en Lenguas Vivas Nro.2 "Mariano Acosta" y 110 años de la formación de la Escuela Normal Superior N° 9 “Domingo F. Sarmiento”. Ambas se caracterizan por contar con sedes monumentales, construidas con el propósito de servir como edificios escolares, que evidencian la enorme importancia de la educación pública para las élites gobernantes en aquellos tiempos.
Buenos Aires, 14 de mayo de 2024. Nacida en 1874, la Escuela Mariano Acosta fue dotada de un edificio propio construido con ese propósito, recién en 1889, hace 135 años. En cambio, la trayectoria de la Escuela Sarmiento fue otra. Su sede fue inaugurada el 3 de octubre de 1886, casi en simultáneo con el inicio de la edificación del Mariano Acosta, pero para albergar en sus comienzos una escuela primaria. Sobre esa base se conformó la actual Escuela Normal Superior en 1914.
Por eso sus edificios ostentan la característica común de ser parte de los denominados “palacios escolares”.Obras que fueron y son un símbolo de la modernidad que pretendían las élites dominantes para Argentina y del lugar que asignaban a la educación pública, obligatoria y gratuita, para infundir un sentimiento de pertenencia a un destino colectivo de grandeza y prosperidad.
Fue así que se dedicó en ese tiempo un gran esfuerzo en el diseño y la construcción de los edificios escolares. La sede de la Escuela Sarmiento destaca como uno de los “palacios del saber” edificados por la generación del 80 para resaltar la significación valiosa de la educación pública, gratuita y laica.
Estas “escuelas palacio” surgieron durante la presidencia de Julio Argentino Roca, época en la que se crea el Consejo Nacional de Educación (CNE), con Sarmiento como primera autoridad. Se trataba de edificios monumentales, con estilos arquitectónicos importados de Europa: arquitectura italianizante, neoclasicismo francés y alemán, entre otros. Para apreciar la magnitud del esfuerzo, vale una cifra. Entre 1884 y 1886, dos años, período en el que Benjamín Zorrilla era el presidente del CNE, se crearon 54 establecimientos educativos en la ciudad de Buenos Aires.
Dos años antes de finalizar el siglo, el arquitecto Carlos Morra, que formaba parte del Consejo, diseñó un plan con tres prototipos de escuelas más sobrias y funcionales, conocidas como “templos del saber”, entre ellas varias ubicadas en la Comuna 3. Inaugurada en 1886, la Escuela Normal Superior n° 9 Domingo Faustino Sarmiento ubicada en Callao al 400 es fruto de esas ideas. De estilo neorrenacentista, fue un proyecto de Morra y Raymundo Batlle.
En 1901 Morra hizo el proyecto de la escuela Presidente Roca, inaugurada en 1903, obra de estilo neogriego, ubicada en Libertad y Tucumán, en el barrio de San Nicolás. También ese año realizó el proyecto de la escuela José María Gutiérrez, de La Rioja al 1800 en Parque Patricios además de proyectar en 1902 la escuela Presidente Mitre ubicada en la avenida Pueyrredón y Cuyo (actual Sarmiento), en el barrio de Balvanera.
Por su parte, la sede actual de la Escuela Mariano Acosta fue diseñada por Francesco Tamburini, un arquitecto italiano contratado por el Estado Argentino durante la presidencia de Julio A. Roca para trabajar como Arquitecto Nacional. En los siete años que permaneció en el país, también trabajó en la terminación de la Casa Rosada (sede de la Presidencia de la Nación), realizó el proyecto original del Teatro Colón de Buenos Aires (luego modificado por Vittorio Meano y por Jules Dormal), de la antigua Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (parcialmente demolida, actual edificio de la Facultad de Ciencias Económicas, también en Comuna 3), del Departamento Central de la Policía Federal y de la actual Escuela de Danzas “Aída Mastrazzi”. Además, proyectó en 1889 un edificio para la Biblioteca Nacional, en la Avenida de Mayo, que finalmente no se construyó.
Morra y Tamburini no hicieron su capricho como arquitectos, sino que plasmaron un ideal de la época. Es así que se erigieron grandes edificios escolares. La magnitud de éstos iba en consonancia con la estrategia pedagógica sarmientina, que sostenía que la educación debía efectuarse en edificios monumentales que causaran gran impacto en la trama urbana.
Así es que el 25 de mayo de 1902, en un acto presidido por Roca en la Escuela Bernardino Rivadavia de la calle Bolívar 1225, se inauguraron simultáneamente la impactante cifra de 15 escuelas. José María Gutiérrez, por entonces presidente del Consejo Nacional de Educación desde su nombramiento en 1895 por el presidente José Evaristo Uriburu, afirmó en su discurso en esa ocasión: “No se ha buscado el lujo vano que esteriliza los capitales y que desaparece sin dejar tras sí ningún fruto saludable y útil. Se han consultado los adelantos modernos, teniendo en vista la instalación apropiada, la armonía y severidad de las líneas, la amplitud del espacio, la abundancia y discreta distribución del aire y de la luz, sin las cuales la infancia, como las flores, lleva el sello del aniquilamiento, de las deformidades y del fin prematuro”.
En tiempos que se invoca como ejemplo la grandeza de aquella generación fundacional del estado nacional argentino, vale detenerse en apreciar qué consideraron importante y cómo sus acciones fueron congruentes con los principios declamados. Una y otras no son moneda corriente en la actualidad.
Santiago Pujol