Comunales | Un teatro emblemático de la Comuna

80 años del IFT

El teatro IFT, emblema cultural de la Comuna 3, cumple 80 años, de los cuales sesenta trascurrieron en su casa de Boulogne Sur Mer 547, pleno barrio de Once. Allí realizarán el próximo jueves 6 de diciembre el festejo central, con la participación de Lucía Milone y León Gieco. Buenos Aires, 3 de diciembre de 2012. El próximo jueves 6 de diciembre, a las 20:00 horas, la gran familia del IFT celebrará los primeros 80 años de la institución, con una variedad de artistas invitados. Entre ellos: Flores Negras, el Coro Mordje Guebirtig, el Estudio Musical Integral del Teatro IFT, dirigido por Diego Turner, Lucía Milone y León Gieco. Para mayores datos sobre este festejo, se puede consultar http://teatroift.webs.com
El IFT declarado Sitio de Interés Cultural

A propuesta de Susana Rinaldi (FPyP) la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires declaró este año Sitio de Interés Cultural de la Ciudad de Buenos Aires al Teatro IFT. Para señalar este hecho se colocó el 31 de agosto pasado una placa de bronce en el hall central del teatro, cuyo texto dice: "Teatro IFT. Declarado Sitio de Interés Cultural por su permanente labor teatral independiente".

En los fundamentos de la resolución se afirma que "En la actualidad, con 80 años de vida, es uno de los teatros independientes más antiguos de América Latina. El IFT es además miembro del ICUF (Federación de Entidades Culturales Judías) y de ARTEI (Asociación Argentina del Teatro Independiente).

Recorriendo la historia

El Teatro IFT fue fundado por inmigrantes judíos amantes de la cultura y su labor se desarrolló tanto en idisch como en castellano.

Desde su fundación en 1932 durante años el Teatro ocupó locales varios para su funcionamiento, hasta que en octubre de 1952 se inauguró un edificio propio, construido con el aporte solidario de toda la comunidad, ubicado en Boulogne Sur Mer 547, donde continúa funcionando hasta la actualidad. Sus instalaciones cuentan con una sala principal para 670 espectadores, 3 salas menores de 120, 100 y 70 espectadores, respectivamente, salas de máquinas, salas de ensayo y oficinas administrativas.

Como señaló Mina Fridman Ruettes, en ocasión del 55º Aniversario del Teatro, “Entre las múltiples apetencias culturales que completaban el equipaje de la inmigración, magro en efectos materiales y repleto de aspiraciones, el amor por el teatro tuvo un significado muy especial”.

“En los grupos nacionales como el español e italiano las experiencias lírico-dramáticas, ópera, zarzuela, convocaban auditorios ansiosos de revivir la atmósfera de las lejanas comarcas natales. Era como si el arte dramático fuera a paliar en parte el trauma del desarraigo. Centenares de miles, arrancados por el hambre y las guerras, al tiempo que afianzaban sus lazos materiales con el que sería su nuevo hogar, se aferraban a formas culturales que con ellos había cruzado los mares”, señalaba la escritora citada.

Continuaba enumerando que “Desde las organizaciones de mutua ayuda, pasando por la agremiación, la escolaridad complementaria, el periodismo, se llega a esa máxima expresión artística, suma de variadas disciplinas, comunicadora por excelencia , que es el teatro”.

Más adelante señala que “A partir de la definición de Isaac León Peretz: “Teatro, escuela para adultos”, el movimiento teatral parte desde su origen mismo de una actitud definitivamente militante. Y apoyando la definición de Peretz en algo más que una postura docente, se completa entre nosotros y perfecciona con la actitud dinámica de “teatro movilizador de conciencias” que tan brillantemente ilustrara Romain Rolland”.

Así, indica la autora “Las inquietudes culturales, las pasiones políticas, las necesidades sociales del pueblo argentino se confunden e integran con estados de ánimo de las masas inmigrantes, que día a día se van desprendiendo, no sin cicatrices, de hábitos y rasgos, al tiempo que nuevos modos de vida y cambios económicos generan distintas manifestaciones”.

Finalmente valora que “El IFT, uno de los pioneros significativos en el área teatral, junto con el Teatro del Pueblo y otros teatros de existencia quizás menos orgánica, no solo apeló justicieramente al reconocimiento general por la nobleza y compromiso de sus espectáculos. Se impone señalar con igual energía el rol de estos teatros independientes en la creación de ámbitos de experimentación y estudio, generadores de personalidades de elevado nivel en los planos actoral, de dirección, creación escénica y musical, como también el estímulo a una dramaturgia inspirada en los mismos valores no conformistas que inspiraron su génesis”.

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