Editorial | Nota editorial

El fútbol del ascenso

Los porteños suelen pensar que son el país. Es una vieja costumbre. En parte, alimentada por la gesta de Mayo. Pero que maduró con Mitre, quien diseñó un país a la medida de Buenos Aires. La orgullosa Reina del Plata, cuyos dominios se extendían por encima de todo el país interior y más allá. Por Gerardo Codina Buenos Aires,10 de junio de 2013. Nuestra Plaza 11 de setiembre de 1852 recuerda la gestación de aquella concepción que impuso los intereses de Buenos Aires sobre los de la Nación, reescribió la historia fresca de la patria para ajustarla a su doctrina y construyó una tribuna para ella desde donde todavía se expresa el diario llamado precisa pero equívocamente, La Nación.

Algunos de estos efluvios inspiran las acciones últimas de nuestro Jefe de Gobierno en su campaña para lograr el ascenso a la Primera Nacional. Como en 1852, Buenos Aires descree de las “autoritarias” mayorías nacionales y trata de imponer sus propias leyes, desconociendo las facultades propias del estado federal.

Así nacen el INDEC propio, un insólito decreto de necesidad y urgencia sobre libertad de expresión ante rumores lanzados por la corporación mediática y un ministerio de relaciones con las provincias que usa el dinero de la ciudad para sostener la campaña presidencial de Mauricio Macri.

Corto de tiempo y de construcción política más allá de la Avenida General Paz, el ingeniero trata de suplir sus debilidades con artificios y gestos autoritarios, dirigidos sobre todo al consumo masivo de la audiencia televisiva. El fracaso de su intento de alianza con los sectores del PJ tradicional remisos a encolumnarse bajo la conducción de Cristina Fernández, lo ha obligado a extremar las piruetas que ensaya para mostrarse como el más decidido opositor real. Todo con la ilusión de ser en 2015 el único que emerja con chances para expresar a las variopintas oposiciones que tiene el peronismo realmente existente.

No pudo con Lavagna, que tiene sus propias aspiraciones. Ya había fracasado con De Narváez. Pero conserva sus ilusiones. Sin arriesgarse a probar su propia envergadura electoral en octubre, tiene alfiles con los que jugar en dos de los cuatro mayores distritos del país: Capital Federal y Santa Fe. Gabriela Michetti parece número puesto en la primera y Miguel del Sel es su favorito para la provincia litoraleña.

Si ambos ganaran, el PRO quedaría en las mejores condiciones como para tener la voz de mando en una futura alianza con el pejotismo de derecha. Al fin y al cabo un triunfo de De la Sota ratificaría a éste como caudillo cordobés, pero no le daría necesariamente preeminencia sobre De Narváez, que a su vez todavía tiene que mostrar que es capaz de repetir la hazaña de 2009 en territorio bonaerense.

Sin embargo, nada es seguro. En principio, habrá pelea en Santa Fe. La proyección de Rossi al gabinete nacional, despeja el camino de los mejores campeones electorales que puede exhibir el kirchnerismo en aquella provincia. Jorge Obeid u otra dama, María Eugenia Bielsa, son capaces de arruinarle la fiesta al ex Midachi.

En Capital las cosas parecen más predecibles, pero no son mejores. Nadie anticipa hoy que Michetti salga tercera. Pero Carrió no le disputa votos a Filmus. Su alianza con Solanas le ha servido para relanzarse como figura local, aunque despellejando al cineasta, que se ha quedado solo.

En este escenario se potencian los votos kirchneristas, que no serán mayoría pero tienen la ventaja de ser compactos, contar una jefatura indiscutida y de estar convencidos, movilizados y organizados para disputar palmo a palmo unas elecciones en las que, todos lo saben, mucho se juega del futuro inmediato y mediato de nuestro pueblo.

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