Editorial |

Tiempo de hacer números

Buenos Aires, 8 de octubre de 2012. Empieza octubre y se acercan las definiciones respecto de los números que manejará el gobierno el año próximo. El proyecto de ley de presupuesto empezará en estos días su tratamiento legislativo, para lograr su sanción antes que acabe el año. Se prevé un incremento de recursos de más del 27 por ciento, sin contar los futuros aumentos de remuneraciones de los trabajadores porteños, que esta administración olvida anticipar desde que asumió.

Todo indica que, además, habrá novedades por el lado impositivo. No contentos con el vigoroso incremento de los recursos públicos (en camino de multiplicarse por diez en una década), los funcionarios de Macri proyectan extender tributos a la venta de autos cero kilómetro e incrementar las alícuotas que pagan por Ingresos Brutos varias de las principales actividades económicas que se realizan en la ciudad, lo que impactará en el bolsillo de los vecinos por varios lados.

El nuevo impuestazo se extenderá también al ABL, en este caso debido a la actualización ya aprobada por la Legislatura en 2011. Todo se suma para hacer más costoso trabajar y vivir en Buenos Aires. Como si todo esto fuera poco, hacia futuro, un detalle no menor a considerar será el costo del trasporte público.

Como es sabido, Nación procura que la Ciudad se hago cargo de los servicios de pasajeros que se cumplen en la ciudad. Subtes, Premetro y colectivos con recorridos que empiezan y terminan dentro de la ciudad. En el primero de los casos, Macri rechazó el convite (se niega a cumplir una ley nacional, con el argumento de que no la trató la Legislatura, como si Buenos Aires no fuera parte de la Nación) porque aduce que faltan inversiones en obras que Nación no habría completado.

Pero además, dice que no tiene fondos para subsidiar ninguna tarifa. De hecho, los funcionarios macristas no prevén partidas en el próximo presupuesto para atender ese gasto. Aunque haya aumentado de manera extraordinaria la disponibilidad de recursos por efecto de la mejora económica nacional. Sin los subsidios porteños, ya sabemos el resultado por los veinte días que este año efectivamente Macri administró el subte. La tarifa saltó de 1,10 a 2,50 pesos, y eso que todavía están vigentes los aportes del Gobierno nacional.

Así las cosas, si Nación no le transfiere fondos adicionales al distrito más rico del país, las tarifas de colectivos y subtes treparán a valores muy altos, golpeando severamente las economías de los más pobres, que son quienes usan esos trasportes. El incremento de tarifas en el subte de este año implicó una disminución de pasajeros, que se volcaron a los colectivos, más baratos. La empresa concesionaria aduce que sin subsidios, no es operativa la red. ¿Nos quedaremos con los subtes cerrados? Ya hubo un anticipo de lo que pasaría durante la huelga de diez días que paralizó el servicio.

Ese problema no es PRO, pareciera. Pero va afectar a muchos porteños. La gente se volcará al trasporte subsidiado por Nación, usando su tarjeta SUBE. Así dejará el subte para tomar colectivos, pero sólo colectivos que vengan de provincia. Inevitablemente, eso es malo para todos. Los que viajen en colectivos hacinados, para ahorrar unos pesos; la ciudad que no aprovechará el subte para descomprimir el centro y los que anden auto, porque se colapsará más el tránsito.

Así, Macri hace al revés que en cualquier parte del mundo. En vez de promover un transporte superior ambientalmente y que alivie las presiones en la superficie, como el subte, alienta el uso de colectivos. A cambio, promueve la bicicleta y construye bicisendas. Total, él viaja en auto, a costa del erario público.

Lic. Gerardo Codina

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