Editorial | Fin de la concertación

Tiempos políticos

La pertinaz ofensiva del macrismo contra el gobierno nacional quebró la concertación de facto que había impuesto la emergencia sanitaria. Sin hacerse cargo de ninguno de los desastres causados durante la peor gestión de la democracia, el bloque de derecha liderado por las corporaciones mediáticas apuesta a promover el caos para derrumbar la recuperación de la justicia social buscada por la gestión de Fernández.
Buenos Aires, 6 de octubre de 2020. El conflicto de la policía bonaerense fogoneado por militantes del PRO, muchos de ellos exonerados de la fuerza, precipitó los tiempos políticos. Si durante varios meses la búsqueda conjunta de soluciones ante la emergencia había dominado la escena, aun a costa de que el oficialismo pacientemente tolerase violaciones de la cuarentena promovidas con cualquier pretexto, ahora comenzó la carrera por prevalecer en las elecciones de medio término y consolidar las mayorías nacionales en las legislaturas. Esto también impactará en la ciudad, además de afectar los planes presidenciales de Larreta.

Todo indica que la movilización virtual programada para el próximo 17 de octubre por los partidarios del actual gobierno nacional, es el inicio de una fuerte campaña en ese sentido, destinada a mostrar los respaldos activos con los que cuenta Alberto Fernández. 

Será tiempo también de revisar los deberes de la administración porteña, siempre embellecida por la corporación mediática pero que no ha logrado en trece años resolver ni uno de los problemas que aquejan a los porteños, salvo hacer bicisendas. Ni la seguridad, ni el reciclado de residuos, ni el orden del tránsito o la salud y la educación pública muestran progresos destacables. Tampoco el acceso a la vivienda, cada vez más cara. Y muchas iniciativas positivas, como en nuestra Comuna la apertura del Parque de la Estación o de la Plaza de los Vecinos, han sido el resultado de extensas luchas vecinales y no iniciativas gubernamentales.     

De momento no cede la ofensiva del poder fáctico sobre el poder político, expresada en estas horas en la presión devaluatoria que procura desbaratar la incipiente recuperación económica y precipitar a la hoguera inflacionaria a las grandes mayorías. Es que saben que si las condiciones de vida de las mayorías mejoran con más trabajo y mejores salarios, al tiempo que se alivia la presión sanitaria con nuevos tratamientos y las probables vacunas, poco espacio tendrá la coalición macrista para revalidar las representaciones alcanzadas en 2017 y mucho menos para ampliarlas.

Así las cosas quieren que le vaya mal al país para culpar al peronismo del desmadre y trabajan todo el tiempo para poner palos en la rueda. Desde inventar curiosos alegatos de fraude en una elección organizada por ellos mismos para explicar por qué perdieron, hasta denunciar supuestos intentos golpistas de quienes conforman la actual coalición de gobierno o pretender que se avasalla la justicia cuando se quiere hacer respetar la Constitución. 

Tenían la ventaja de haber ganado la calle porque no les importa empeorar la grave pandemia que padecemos. Pero de todo laberinto se sale por arriba, como decía Marechal, el poeta vecino de Balvanera, y el 17 nuevamente como en el 45, un pueblo movilizado y organizado sabrá rescatar del asedio a su gobierno. Son los mismos que en cada barrio, en cada rincón de la patria, supieron ponerle el pecho solidariamente a la emergencia y se abrazaron amorosamente a cada desamparado, para que nadie se quede atrás. 

Lic. Gerardo Codina


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