Editorial | La continuidad de Cambiemos

Los riesgos de Larreta

Como soldado de la primera hora de la causa macrista, Horacio Larreta se dispone a unas elecciones que sirvan para sostener la continuidad nacional del PRO. Pero tiene que prevenir su propia posibilidad de reelección, en caso de que Cambiemos se fracture.
Buenos Aires, 8 de enero de 2019. Con un cronograma electoral que puede manejar a su antojo, nuestro Jefe de Gobierno se apresta a la continuidad al frente de la Ciudad. Todo indica que habrá de lograrlo. Su  gestión tiene consenso mayoritario y las expresiones locales de la oposición nacional apenas si pueden, hasta ahora, repetir opciones ya derrotadas.

Así las cosas, 2019 se presenta tranquilo. Pero Larreta no detiene su andar frenético anunciando inauguraciones barrio por barrio. Sabe que todo depende de la frágil situación nacional. Una disparada del dólar alentada por la enorme desconfianza existente respecto del destino inmediato de la economía nacional, produciría fracturas inmediatas entre quienes lo apoyan.

El riesgo principal son sus socios radicales. A nivel local ya mostraron los dientes y tienen en el ex ministro de Economía de Cristina Fernández un candidato que mostró que podía disputarle la jefatura. Lousteau está siendo cortejado en estas horas como candidato presidencial del espacio que tanto Stolbizer como el socialismo santafesino están tratando de enhebrar con el aporte de los desencantados del radicalismo, el propio Ricardo Alfonsín entre ellos.

Para ese espacio que pretendería terciar entre Cambiemos y el peronismo, Lousteau sería un presidenciable ideal. El economista podría jugar en simultáneo en los dos tableros, nacional y local, para no arriesgarse tanto a quedarse sin nada. Eso ya se está conversando.

Más grave sería el cuadro si la coalición se fractura a nivel nacional. Los avances macristas en Córdoba y Mendoza para imponerles sus candidatos a los radicales, socios principales de la coalición, hacen crujir el futuro de la alianza que llevó a Macri al poder. Lo más seguro es que se hagan las paces, pero si así no fuese, la UCR como partido tendría poco para defender en una continuidad de Cambiemos. Una situación que modificaría todo el panorama de la Ciudad.

Para complicar el panorama, la socia principal de Larreta tomó distancia del PRO. El eje de diferenciación que eligió fue la corrupción. Algo sensible en el gobierno porteño, repleto de obras públicas irregulares. De ahí, a que la chaqueña rompa hay mucha distancia, pero tarda en recorrerse una semana, sobre todo si se destapa la olla de los negociados de los CEO gubernamentales que favorecen sus inversiones a diestra y siniestra desde el poder. 

Que se ventile la escandalosa gestión macrista, tanto en la Ciudad como en la Nación, depende de qué control mantengan sobre la crisis que han generado. El fiel de la balanza será el dólar. Espejo de la confianza de los argentinos en el rumbo económico, por ahora está dormido gracias a la sobredosis de tasas abusivas que premian las inversiones financieras en contra de cualquier actividad productiva, multiplicando el quebranto de la economía real. Cuando sean varios que se den cuenta de que el rey está desnudo, saltará por los aires y todos deberán buscar refugio para protegerse.

En ese momento, Larreta apostará a su continuidad como intendente, más allá de sus compromisos nacionales. Para eso preservó la posibilidad de desdoblar las elecciones y ratificar su gestión al frente de la Ciudad, sin atar su suerte a la de Macri. Pero puede ser la circunstancia en que se enfrente a otros candidatos de peso. Por caso, Lousteau. Un riesgo que hoy Larreta prefería no correr.

Entre tanto, sólo le queda encender velas a la relativa estabilidad de la macroeconomía, amenazada por la escalada de aumentos de los servicios, decididos por la gestión nacional y por el enorme proceso recesivo que indujeron para enfriar las presiones inflacionarias que, simultáneamente, alimentan.

Linda carrera para mirarla desde la tribuna. Lástima que estamos todos dentro de la pista. Y que Larreta no tiene el control, ni del auto ni de la carrera.

                            Lic. Gerardo Codina  


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