Historias de nuestra comuna | Literatura para el cambio

Álvaro Yunque en San Cristóbal

Álvaro Yunque (1889-1982) fue un luchador antifascista, uno de los escritores más representativos de la literatura argentina del siglo XX, y casi un desconocido para las nuevas generaciones, quizás por haber sido prohibido, censurado, desterrado y encarcelado en épocas dictatoriales de gobiernos de facto en Argentina. Su literatura es un reconocimiento a los trabajadores, los niños y los más vulnerables.
Buenos Aires, 4 de enero de 2022. Encabezó, junto con Leónidas Barletta, Raúl González Tuñón, Elías Castelnuovo, César Tiempo y Roberto Mariani, entre otros, el grupo de los denominados escritores sociales, integrando con ellos el Grupo de Boedo.

Aunque escribió cuentos, tratados de historia, artículos periodísticos, ensayos y obras de teatro, Yunque, Vecino Ilustre de San Cristóbal, fue sobre todo un poeta como a él le gustaba autodenominarse. Su obra literaria abarca más de cincuenta títulos publicados y otros tantos inéditos. Llegó a ser el más popular autor de libros infantiles y juveniles de su tiempo, con sus personajes, muchas veces niños o adolescentes humildes, en su mayoría no comprendidos o relegados por los adultos, hijos de obreros, víctimas de la explotación y la marginación

En una de sus obras el poeta describió así la casa y el barrio de su infancia y juventud donde vivió entre 1896 y 1929: “En Buenos Aires fuimos a vivir a una casa de la calle Estados Unidos 1822, larguísima, tenía tres patios con tinas y plantas, una hilera de cuartos y un fondo para jugar a la pelota en el que había un gallinero y árboles frutales. Allí había de vivir mi infancia y mi prolongada juventud, desde los siete años a los cuarenta. Allí morirían mi hermana Angelina, mi abuela, mi padre, mi madre, mi hermana Ada y muchas ilusiones y proyectos. Allí también nacerían mis hermanos. Allí comenzaría a escribir versos”. 

“Un naranjo se elevaba por sobre el techo en el primer patio, una glicina cubría todo el segundo patio, una parra de uva moscatel buena parte del tercero. Préstamos de la naturaleza en medio de la ciudad, o del suburbio, que esto era entonces la calle Estados Unidos casi esquina Entre Ríos. Además de los tres patios y un fondo, la casa tenía azotea para remontar barriletes, aljibe, sótano y teléfono”. 

“Por la calle Estados Unidos, empedrada malamente con piedras en punta, pasaba de tarde en tarde un tranvía a caballo; también de tarde en tarde, lentamente, un carro, una chata, un coche. La calle era una prolongación de los patios de la casa. Pronto nos adueñamos de ella. Para nosotros, mi hermano segundo y yo, pues los otros dos eran aún demasiado chicos, todo Buenos Aires, por un tiempo, fue la cuadra de la calle Estados Unidos, entre Pozos y Entre Ríos, una avenida imponente y amenazante a nuestro juicio y en la cual no nos hubiésemos aventurado solos. Más allá de Entre Ríos, ¿qué había? Y del otro lado, hacia la calle Pozos, ¿no estaba ya el desierto con indios? Trémulo, con las pupilas muy abiertas, intentando verlo todo cuanto antes, miraba hacia aquí, hacia allá, preguntaba y descubría. Los chicos del barrio eran mis informantes: Si caminás para allá, te encontrás el río. Pero si caminás para allí, o para allí o para allí -los puntos cardinales- podés caminar todo el día, te cansás caminando, Buenos Aires no termina...”.           
                                                                                                                  Norberto Alonso


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