Buenos Aires, 9 de noviembre de 2021. El edificio de la calle Corrientes fue construido en 1918, y es la obra de mayor volumen realizada por el arquitecto italiano. Fue contratada por el empresario Enrique Grimoldi con fines de vivienda e inversión.  

Erigida sobre un terreno de más de 80 metros de largo y 24 de frente, la casa está organizada en un subsuelo, planta baja con locales comerciales y acceso a las viviendas, y seis pisos altos. Las viviendas de las plantas se organizan en tres cuerpos, el del frente, de mayor categoría, con pisos de robles de Eslavonia, vitrales con patrones sencillos característicos del art nouveau, con vidrios de colores variados y techos ornamentados, un segundo cuerpo con departamentos más pequeños y el tercero, sin ascensores. Todos se hallan alrededor de dos patios de aire y luz, y la escalera del edificio se recuesta sobre el primero de ellos.

Son 19 departamentos de 50 m², que fueron propiedades de renta de Grimoldi, repartidos entre los pisos primero y tercero. El cuarto piso  tiene departamentos de 250 m² y el quinto y sexto piso del primer cuerpo conforman lo que originalmente era la vivienda de Grimoldi, con un jardín de invierno incluido. Ambos lados del piso que ocupaba la familia se conectan a través de un puente, un detalle práctico que pensó Colombo para vincular las dos alas del palacio, pero a nivel estético, un hallazgo único en la Ciudad.

Lo que destaca al Edificio Grimoldi es su decoración, particularmente la de su frente. Es de estilo ecléctico, y tiene motivos característicos del propio Colombo, como las cabezas de leones, las águilas o los cráneos vacunos.

La fachada es simétrica, posee tres entradas a las viviendas (Corrientes 2548, 2554 y 2560), que encierran los dos locales comerciales, el basamento revestido en piedra llega al primer piso, sigue un desarrollo que va del piso 3º al 4º y un remate que destaca la vivienda de Grimoldi, con sus dos pisos. Bajo las ventanas del cuarto piso se encuentran dos bajorrelieves con figuras femeninas y querubines.

Los pasillos de acceso que llevan a las circulaciones verticales están revestidos en mármol y adornados con bajorrelieves tallados en la piedra, o sobre en yeso. En el interior, se destacan los vitrales.

El edificio y sus planos originales fueron adquiridos en 2001 por el propietario actual, quien trabaja desde entonces en su recuperación,  intentando que vuelva a lucir como en los tiempos de su inauguración. Con el paso de los años muchos departamentos fueron modificados para ser alquilados pero sin ningún criterio estético ni arquitectónico. En 2017 el GCBA realizó obras de mantenimiento y puesta en valor, las que incluyeron la restauración de las fachadas.

                                                                                                             

                                                                                                          Norberto Alonso 

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