Buenos Aires, 2 de febrero de 2021. Esta diagonal con su curva en el barrio de San Cristóbal, poseedor de un trazado absolutamente  regular, es la marca que dejó la historia al construirse un ramal ferroviario que por el 1800 la recorría con un tendido que se desprendía del Ferrocarril Oeste en la actual estación Once e iba hasta el Riachuelo para transportar los desechos de la ciudad. 

El ramal circuló sobre lo que hoy es la calle Oruro, y al desprenderse de su vía principal en Once, recogía las basuras que eran depositadas por los carros en la manzana que hoy circundan Rivadavia, Sánchez de Loria, Hipólito Yrigoyen y Esparza y allí las recogía el denominado Tren de las Basuras para llevarlas a su destino final. El transporte se desviaba hacia el sur por la calle Sánchez de Loria, luego por Oruro y seguía por Deán Funes y su continuación, Zavaleta hasta el Riachuelo para descargar en el Depósito de Basuras, popularmente llamado “La Quema” ubicado en una esquina del Camino de Puente Alsina, hoy Avenida Amancio Alcorta, y los terrenos de Leonardo Pereyra Iraola. Metros más adelante terminaba en un muelle del ferrocarril frente a un meandro que tenía y sigue teniendo el río, donde se encontraba el Saladero de Pizarro. 

El Tren de las Basuras transportaba desechos, descargando miles de toneladas anuales. Además cumplía un servicio de pasajeros, casi todos trabajadores del propio ferrocarril y de las incipientes industrias de la zona que atravesaba, y de los Corrales de Parque de los Patricios, el antecedente de los Mataderos y el Mercado de Hacienda. También transportaba materiales de este matadero.

La línea se inauguró el 30 de mayo de 1873. A metros de nuestra calle y debido al profundo desnivel natural del terreno, se instaló el “Puente Colorado”, que permitió que el ferrocarril pudiera ingresar a la zona baja de los Corrales. El crecimiento urbano de la zona, sumado a las quejas de los vecinos por la maloliente carga que transportaba el trencito, marcaron su final en 1895.

Del Tren de las Basuras quedó como recuerdo más notorio la calle Oruro, que estaba abierta al paso público desde los tiempos del ramal  y se la conocía como “Diagonal Ferrocarril” o “Curva del Ferrocarril”. Después del levantamiento de las vías que se produjo en 1895, Oruro se integró definitivamente al mapa porteño como una calle más.

Su nombre surge de la ordenanza municipal del 27 de noviembre de 1893 que reguló las condiciones para el nombre de arterias y avenidas de la ciudad de Buenos Aires. Como en el caso de la vecina calle Cochabamba, Oruro homenajea a la histórica ciudad del actual Estado Plurinacional  de Bolivia.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     Norberto Alonso

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