Editorial | Carrera presidencial

Macri vs. Larreta

La carrera por el sillón presidencial, entrando a un año de definiciones electorales, siempre tiene momentos en los que los protagonistas deben definir si aceptan los desafíos que implica o resignan sus ambiciones, quizás para siempre. Muchos recuerdan cuando Reutemann declinó su candidatura porque “había visto cosas”, que le hicieron dudar de sus posibilidades, en el inicio de este siglo. Esa renuncia, entre otras cosas, abrió el camino para un ignoto Néstor Kirchner en los convulsos meses de 2002.
Buenos Aires, 9 de agosto de 2022. Lejos de aquella situación pero, como de costumbre, en medio de la sempiterna crisis económica, social y política del país, los popes de Juntos por el Cambio se relamen pensando en el pronto retorno a la primera magistratura. Calculan que el descontento con la dura situación que atraviesa la mayoría de los argentinos, hará que olviden cuánta responsabilidad tiene el macrismo en esta crisis que se prolonga como una agonía a causa de la pandemia y ahora de la guerra que sucede en Europa. Por eso florecen las precandidaturas a presidente en ese espacio; entre ellas, la menos esperada, la del mismo Macri.

Cuando muchos ya lo habían dado por jubilado de las grandes ligas de la política, Macri quiere volver por su segundo tiempo, el que no pudo concretar por el rechazo mayoritario de los electores a su gobierno, expresado en la histórica votación lograda por Alberto Fernández. La sorpresa mayor se la llevó el alcalde porteño, que ya se consideraba número puesto para la disputa.

De momento, sólo son fintas. Nadie juega a cara descubierta ni anticipa que está en campaña. Lo hacen sin decirlo, para que entiendan los conocedores y para ir delimitando el campo de aliados y adversarios. Pero están todos construyendo pacientemente sus estrategias. La irrupción de Macri entonces no pasó desapercibida. Y generó preocupación por el estilo de juego que puede imponer. 

Acostumbrado a la gestión empresarial, el ex presidente de Boca no se acostumbra a que le discutan sus determinaciones. Para el caso, ante la necesidad de hacer valer su punto de vista, se dedica a hacer propuestas de esas “que no se pueden rechazar”, respaldadas en el conocimiento profundo de sus oponentes, muchas veces producto de acciones que bordean la ilegalidad. Espiar a los propios y a los extraños siempre fue una pasión para el hijo de Franco Macri, desde que descubrió que eso le daba ventajas para torcer voluntades. 

A estos “encantos” habría cedido la leona ex bonaerense, apodada la “chica de Flores” por el inefable Jorge Asís. De considerar caduco su liderazgo en la coalición y trabajar en yunta con Larreta, en cosa de pocos meses pasó a convertirse en nueva escudera del proyecto macrista de segundo mandato. En el camino quedó una relación laboral y personal de más de treinta años con el actual alcalde porteño, que fue quien le abrió las puertas de la relación con Macri y el acceso a la política. Pero es sabido que la lealtad cotiza poco en política; al menos en esa política.

¿Se presentará Larreta a una interna contra su ex jefe político? Esa es la gran pregunta, porque si no lo hace perderá la que quizás sea su única oportunidad de coronar con la primera magistratura su carrera política. Pero si lo hace, quizás se exponga a un escarnio difícil de soportar. El tiempo develará la incógnita.
                                                                                    Lic. Gerardo Codina
  


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