Porteñas | Chicos desconectados

La apertura polémica

La emergencia sanitaria obligó a replantear muchas actividades para que resultaran seguras. Entre ellas, la actividad escolar. En principio y con todas las dificultades adicionales que implica, una salida fue la educación a distancia. Ahora se descubre que no todos pueden acceder a la misma y se plantea una polémica reapertura de las escuelas para ellos.
Buenos Aires, 8 de setiembre de 2020. Era sabido que no todos pueden “engancharse” con la nueva tecnología. Ni maestros ni alumnos. Los maestros, porque no están entrenados para dar clases virtuales. Los chicos, porque muchos no tienen las herramientas requeridas para conectarse ni tampoco conexión, que cuesta plata. Pero la realidad la impuso. Y muchos quedaron desamparados.

Por eso, el 8 de junio pasado -pronto se cumplirán dos meses-- la justicia porteña ordenó al gobierno “que en el plazo de cinco (5) días, proceda a entregar a todos los alumnos y alumnas que concurren a establecimientos educativos de gestión pública o de gestión privada con cuota cero y que se encuentren en situación de vulnerabilidad social, un dispositivo informático adecuado (computadora portátil, notebook o tablet) para acceder a internet y realizar las tareas escolares”. 

El mismo fallo, rubricado por el Juez Andrés Gallardo en el marco de un recurso de amparo presentado por el Observatorio del Derecho a la Ciudad y otras organizaciones sociales,  determinaba también que “en el plazo de cinco (5) días disponga la instalación en la totalidad de las villas, barrios de emergencia y/o asentamientos de la CABA, de equipos tecnológicos de transmisión de internet inalámbrica (…) para brindar un estándar mínimo de conectividad inalámbrica libre”.

Dispositivos informáticos y conectividad para los chicos en situación de vulnerabilidad. Los dos recursos necesarios para poder educarse a distancia. Pero el gobierno porteño incumplió el fallo hasta ahora. En cambio, quiso usar la necesidad de esos chicos como argumento para reabrir las escuelas en el peor momento de la epidemia que nos afecta. 

Claro, se ganó el rechazo de la comunidad docente. Sin cura ni modo de prevención eficaz que no sea evitar los contactos cercanos y las aglomeraciones en lugares cerrados, la idea de recibir grupos de chicos en las escuelas, aunque sea reducidos, para que usen las aulas informáticas que existen en muchas de ellas, supone el riesgo de volver a casa contagiado.

Poco de esto sale a la luz pública, en parte porque quienes nos informan tienen una camiseta amarilla puesta. Más allá de eso, una minoría intensa cree que el aislamiento social preventivo es algo que debe dejarse atrás cuanto antes, y que se mueran los que deban morir, al decir de Mauricio Macri. ¿Resignación ante lo inevitable o un egoísmo social a toda prueba? Elija usted la respuesta.

Los argumentos nacionales 

El jueves 27, para explicar su rechazo al protocolo de apertura escolar propuesto por los funcionarios porteños, dijo el ministro Trotta: “El Estado debe ir hacia los chicos y no exponerlos al regreso a las aulas”. Con estas palabras señaló que el protocolo que presentó la ciudad para que los alumnos que perdieron continuidad pedagógica vuelvan a las escuelas, no cumple el principal requisito, que es tener en cuenta la situación epidemiológica.

“Lo que está claro, y yo se lo dije ayer a la ministra (Soledad Acuña), es que el Estado debe ir hacia los chicos y no exponer al regreso a las aulas a un sector que tenemos que cuidar. Hay puntos del protocolo que no fueron cumplidos”, explicó el funcionario nacional en diálogo con Radio con Vos. Trotta sostuvo que “ni siquiera está determinado quiénes van a ser los estudiantes que se van a reflejar en esta política pública, ‘Conectáte a la Escuela’”, y advirtió que “hay inconsistencias entre lo que se dice en los medios y lo que se presentó”.

“Nosotros acordamos hace dos meses los mecanismos para el regreso a las clases y fue aprobado por las 23 provincias y la Ciudad. Ese protocolo indica que en cada distrito tiene que haber muy bajo nivel de contagios, que no es la realidad que transita la ciudad de Buenos Aires, que ayer tuvo 1.500 casos”, precisó. Además, Trotta mencionó que se intentó regresar a las aulas en cuatro provincias, “y en dos de ellas tuvimos que retroceder por la situación epidemiológica”. “Queremos volver a las aulas en la Ciudad, sí, pero cuidando la salud y dando los pasos que permitan sostener el compromiso de todas las jurisdicciones de nuestro país desde que inicio la pandemia, que es cuidar a toda la comunidad educativa”, aseguró.

Lo que dicen los maestros

El mayor gremio docente de la ciudad, la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) afirmó respecto de la iniciativa gubernamental de reabrir las escuelas con el pretexto de los chicos que no tienen acceso remoto a la educación: “Rechazamos la propuesta de presencialidad que, más allá del maquillaje del fuerte operativo comunicacional, esconde bajo la alfombra la falta de política e inversión educativa y pretende como única solución exponer a la comunidad a la enfermedad en las semanas de picos de contagio.(...). Es evidente que un edificio abierto no es una institución escolar donde se producen encuentros pedagógicos que están más allá de estos anuncios tecnocráticos y exagerados de la Ministra. La Escuela son los maestros y las maestras, la comunidad educativa y esos vínculos que hoy se establecen desde el inicio del aislamiento a través de dispositivos desde las casas y por lo tanto, como venimos reclamando desde hace meses, el Gobierno debería invertir en equipamiento y conectividad para terminar con la brecha educativa”.


                    Santiago Pujol


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