Comunales | La epidemia en el barrio

Se acelera el contagio

Nuestra Comuna estuvo en un inicio al frente de los territorios más afectados por la pandemia de Covid 19. Así fue hasta la tercera semana de abril. Desde entonces, con la explosión de casos en las villas, Comuna 3 fue quedando atrás. Pero no mucho. Hoy permanece cuarta, con el 6 % del total de los casos porteños y con un ritmo de contagios que casi duplica el número de enfermos cada semana.
Buenos Aires, 2 de junio de 2020. Al principio, la infección era traída por los viajeros. Por eso extrañaba que nuestra Comuna estuviera primera entre las más afectadas, aunque eran pocos casos y podía tratarse efectivamente de vecinos que regresaban del exterior. Entre nosotros residen muchos oriundos de Asia o que se dedican a la importación de mercaderías. Personas que por un motivo u otro, deben viajar.

Con el paso del tiempo, los viajeros casi perdieron importancia a la hora de explicar los casos confirmados de infección. De hecho, ya no hay casi casos importados. Son en su enorme mayoría por contacto estrecho con un enfermo o por trasmisión comunitaria. Casos en los que no se conoce otro dato que explique la infección que el lugar de residencia. Hoy toda la ciudad es un posible lugar de contagio, pero donde más casos se presentan es en los barrios más vulnerables.

Si al inicio Palermo era el segundo barrio más afectado, después de Balvanera, hoy es el número 26 de los 48 que existen en la ciudad, mientras Balvanera quedó cuarto. Lo mismo sucedió con Recoleta, Belgrano o Almagro, que fueron perdiendo posiciones, mientras Retiro, Flores y Barracas ahora encabezan el siniestro ranking. Todos barrios con fuerte peso de población vulnerable, amontonada en villas sin servicios básicos y con elevada tasa de hacinamiento en viviendas precarias.

La explosión de casos allí es la razón por la que es nuestra ciudad el distrito más afectado del país por esta pandemia. Si el 1º de mayo los casos porteños era un poco más de la cuarta parte del total nacional (26,7%, 1182 sobre 4428 casos confirmados), el 29 de mayo, cuatro semanas después, eran casi la mitad de los registrados en el país (47,73%, 7121 sobre 15479 confirmados). El número de casos en la ciudad se multiplicó por seis en menos de un mes. 

En Comuna 3 la cosa viene más lenta. Pero también crece mucho. Si teníamos 101 casos el 1º de mayo, a fin de mes sumamos 387. Casi cuatro veces más. El ritmo más acelerado de crecimiento se da en San Cristóbal, que pasó de tener 19 casos a principios de mes, a sumar 75  cuatro semanas más tarde. Como en la Comuna también se empezó a realizar la detección temprana, explorando la situación en viviendas colectivas, hoteles familiares o geriátricos, es probable que el número de positivos aumente de modo más acelerado en los próximos días. 

Las razones del aumento

Que la ciudad haya duplicado su incidencia en el número total de casos del país, dice dos cosas. Que los otros distritos han manejado mejor el brote, aprovechando la ventaja de la menor densidad demográfica en la mayor parte de los casos. Pero también que aquí hubo errores en la prevención de los mayores riesgos. 

Recién el 29 de mayo y después de una orden judicial surgida de un recurso de amparo, el gobierno porteño estableció un protocolo de prevención específico para los barrios populares. Cuando ya había estallado la situación en la mayoría de ellos. Peor aún ha sido la demora inexplicable en resolver el problema del abastecimiento de agua segura en villa 31 y otros barrios.

Junto a esto la falta de controles policiales de los transeúntes y vehículos dentro de la ciudad, que motivó incluso un reclamo de entidades vecinales de nuestra Comuna por la ausencia de prevención de delitos con el narcomenudeo, alentó la idea de muchos de que no había que tomarse muy en serio temas como la distancia social, la higiene frecuente de ropas y manos, el no compartir utensilios o abstenerse de salir a la calle. 

Tampoco se hizo nada desde la ciudad para socorrer a quienes impedidos de hacer su trabajo diario, carecen de recursos para sostenerse durante la cuarentena. El hambre se expandió por todos lados y sólo la reacción de las organizaciones sociales lo contiene, como es una acabada muestra el Comité Solidario de Emergencia de nuestra Comuna. Que Nación resolviera el Ingreso Familiar de Emergencia y los créditos a tasa cero para monotributistas, entre otras medidas, le permitió al gobierno local seguir desatento y no tomar medidas excepcionales para atender la coyuntura.

La precariedad del sistema de salud

Ahora se viene la prueba de fuego de un sistema público de salud que arrastra doce años de desinversión macrista. La carencia de elementos de protección personal para los trabajadores de la salud al principio de la crisis podía resultar atendible. Faltaron en todo el mundo, simplemente porque no se fabricaban suficientes para la nueva demanda. Tres meses más tarde es inoperancia.

Esta situación afecta más a algunos nosocomios que a otros. En el hospital Ramos Mejía debieron judicializar el reclamo. Pero ni siquiera una sentencia resuelve los problemas. Tienen que aparecer cantidades suficientes y de calidad de los elementos requeridos y eso depende de acciones del gobierno, que tardan o no llegan. ¿Qué sucederá cuando se cumpla el pronóstico del ministro de Salud, de mil o más casos nuevos por día? ¿Serán trasladados los que los requieran en ambulancias hacia los nosocomios o deberán ir por su cuenta? Los que tienen la suerte de ser atendidos por los teléfonos de emergencias pueden dar fe de las extensas demoras que ya se registran. Dios es argentino, dicen, pero también necesita una mano.  

                          Santiago Pujol


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