Porteñas | APBA acompaña

Escucha solidaria

En tiempos excepcionales como los que vivimos, se multiplican las acciones solidarias. Acercar un alimento a quien lo necesita, asistir a un enfermo, dar una mano con las compras a una vecina, son algunos ejemplos de esa enorme trama comunitaria que se refuerza ante la adversidad. Los psicólogos no han sido ajenos y aportan lo suyo.
Buenos Aires, 5 de mayo de 2020. Quedarse en casa obligados. Salir a la calle con una autorización. Caminar guardando distancia y llevando un tapabocas obligatorio. Lavarse repetidamente las manos para reducir el riesgo de contagiarse una enfermedad que puede ser grave. Dejar de trabajar o seguir trabajando pero con miedo. Muchas cosas cambiaron de repente. Pero además, no ha sido por unos pocos días o un par de semanas. 

La sensación de que todo va a ser diferente por mucho tiempo, sin abrazos, ni encuentros o besos; el temor de contagiar sin querer a alguien querido que corre riesgos; la impotencia ante una realidad que por momentos abruma; todo eso nos pasa. Y para algunos, es demasiado. Mucho más de lo que pueden digerir solos. Necesitan que alguien los escuche y compartir sus congojas.

Convocados por la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires (APBA), un centenar de profesionales de la salud mental porteños se abocaron en este tiempo a escuchar las angustias y temores de personas que no son sus pacientes. Recurriendo al teléfono, única forma de cuidar y cuidarse en época de pandemia, para dar una palabra orientadora y acompañar en este etapa que a algunos les resulta más difícil tramitar. 

Personas que no se atienden regularmente con ellos y que no acuden a una entrevista para iniciar un tratamiento. Personas que quizás no vean nunca y con las que comparten sólo algunas conversaciones telefónicas. Pero que con esa intervención profesional pueden sobrellevar mejor esta dura prueba para todos.

La acción de APBA se orientó a reforzar espacios organizativos existentes. Tramas sociales en las que las personas ya estaban insertas. Sindicatos y asociaciones que agrupan a quienes demandan este acompañamiento. Una forma de señalar que nadie está solo en esta crisis. 

En principio, fue con dos entidades, bien diferentes. Por un lado, una red como el Grupo de Curas de Opción por los Pobres, para acompañarlos en sus esfuerzos solidarios con ancianos desamparados. Por el otro, un sindicato como la Asociación de Trabajadores del Estado seccional Capital, para contener a empleados públicos forzados a permanecer en sus casas. 

También es nueva la tarea que se han planteado como profesionales de la salud mental. Y mucho de lo que han puesto en funcionamiento, se construye en la marcha, recurriendo a otras experiencias similares, pensando lo singular que aparece en las intervenciones que se realizan.

Ahora se han sumado otras tres organizaciones, también con sus peculiaridades. La primera, un sindicato como el de Trabajadores de la Sanidad, que agrupa a administrativos, profesionales de la salud, camilleros y personal de maestranza de clínicas, geriátricos y obras sociales. 

Personas que están en la primera línea de afrontamiento de la pandemia y que efectivamente tienen riesgos muchos mayores de contagiarse y contagiar a sus familiares. Trabajadores que no siempre cuentan con los elementos de protección requeridos, que más de una vez se desempeñan en diferentes lugares para poder redondear un ingreso digno, o que no están adecuadamente entrenados para lidiar con este desafío.

La segunda, otro sindicato de trabajadores públicos, el que agrupa al Personal del Congreso de la Nación, también quiso abrirse a esta experiencia, necesaria para sus afiliados. Personas que, como los compañeros de ATE, deben esforzarse por teletrabajar y permanecer todo el día en su domicilio, atendiendo chicos que están privados de su concurrencia a la escuela y que no pueden encontrarse con sus amigos a jugar.

Por último, la asociación Inquilinos Agrupados, a la que muchos concurrían a buscar asesoramiento jurídico en función de sus contratos de alquiler o para defenderse de imposiciones leoninas, y que ahora privados de sus ingresos regulares o menos plata, también atraviesan la incertidumbre de cómo mantenerse a flote mientras cuidan su salud y la de los suyos.

La acción de APBA, en su medida y con sus posibilidades, vino a llenar un vacío dejado por la política de salud pública. La ciudad cuenta con un millar de psicólogos entre sus profesionales de salud, que integran los equipos de atención de hospitales y CESACs, que siguen atendiendo de modo remoto a sus pacientes. Pero no organizó con ellos un programa de atención pública para orientar en medio de esta situación inédita a las personas que no están en tratamiento o que perdieron el que tenían y necesitan un espacio de escucha profesional.

Igualmente, esta situación está cambiando de a poco. Tanto el Hospital Borda las 24 horas todos los días, como el Tobar García de 8 a 18 de lunes a viernes, han implementado Salud Mental Responde, dispositivo de orientación telefónica confidencial para personas que requieran asistencia o acompañamiento de salud mental. Curiosamente, lo limitan a residentes de la ciudad, transgrediendo las leyes que regulan la salud pública porteña. 

Esta acción desde el sector público porteño se complementa con la que el Hospital Laura Bonaparte de Nación (ex CENARESO) ya venía cumpliendo. En este caso, el servicio de atención telefónica para el asesoramiento y la contención de personas que sufren los efectos del aislamiento social, preventivo y obligatorio, es de 8 a 20 todos los días, llamando al 4305-0091 al 96, interno 1155. 

Lic. Gerardo Codina


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