Comunales | Jardín del Ramos Mejía

Fallo judicial ordena apertura

El martes 3 de marzo se conoció que el Juez interviniente en el amparo presentado por los integrantes de la Comunidad Educativa del Jardín del Ramos Mejía había ordenado al gobierno porteño que arbitre los medios necesarios para que los niños puedan comenzar allí normalmente las clases de este año.
Buenos Aires, 6 de marzo de 2020. El Juez Marcelo López Alfonsín ordenó con una medida cautelar que el Gobierno de la Ciudad “que arbitre los medios necesarios a fin de que el edificio de la calle Venezuela 3158 cumpla con la normativa de seguridad pertinente” para que las niñas y los niños de esa Escuela Infantil puedan comenzar las clases. 

El fallo, que hace lugar a un pedido de miembros de la comunidad educativa y da un plazo de diez días al ejecutivo, se produjo un día después de que las familias y docentes realizarán un acto simbólico de inicio del ciclo lectivo en la puerta del Jardín del Hospital Ramos Mejía. 

De esta manera, se cae el principal argumento del Ministerio de Educación que apelaba a la falta de seguridad de ese edificio para justificar su traslado a la “Manzana 66”, lo cual operaba como un cierre encubierto. La medida judicial destaca el contexto de “falta de vacantes” en la Ciudad de Buenos Aires y constituye una respuesta urgente para garantizar un derecho que de otra forma sería conculcado por la gestión de Rodríguez Larreta.

Se trata del mismo Juzgado que, en el año 2019, ordenó la apertura de la Sala de Lactario de la misma institución que se pretendía cerrar. En ambos casos, la lucha de la Comunidad Educativa fue la clave para impedir que el gobierno porteño avance contra el derecho a la educación. Desde la Unión de Trabajadores de la Educación celebramos la decisión judicial y convocamos a movilizarnos a la Legislatura de la Ciudad mañana jueves para exigir el aumento del presupuesto educativo que es la solución de fondo para generar vacantes para todxs lxs niñxs y adolescentes como lo establece la Constitución porteña.

 
Ajuste en educación
Un jardín menos

El Gobierno porteño mudó el Jardín del Ramos Mejía al nuevo edificio de la Plaza Manzana 66, que sigue en obra, por lo que no pudieron empezar las clases. La comunidad pedía mantener ambos establecimientos abiertos. Además exige “que se reabra el Jardín en Venezuela 3158 para el inicio urgente de clases, mientras se aguarda la decisión del juez” interviniente en el caso.

Buenos Aires, 3 de marzo de 2020. Durante años la comunidad educativa lo resistió. Con amparos, con marchas, reunidos con funcionarios. Pese al descontento, el Gobierno porteño este verano mudó el Jardín del Hospital Ramos Mejía, de Venezuela 3158, al nuevo edificio de Catamarca y Moreno, en la Plaza Manzana 66. Para peor, no está terminado y por eso se demoró el inicio de clases.

“El traslado es cierre”, denunció la comunidad desde el comienzo de esta problemática. El jardín, abierto en 1986, tenía 350 vacantes, las cuales serán absorbidas por la escuela de la calle Catamarca, generando solo 150 espacios nuevos para el barrio de Balvanera y alrededores. 

Este es uno de los ejes centrales del reclamo comunitario: “La coexistencia de las dos escuelas para paliar la grave situación que expulsa cada año a miles de niños y niñas del sistema educativo”. El Colectivo de Familias del Jardín del Hospital Ramos Mejía en un comunicado expuso: “El Ministerio de Educación e Innovación insiste con el traslado a pesar de faltar 25.000 vacantes en la Ciudad, en lugar de ampliar, como habían prometido, la oferta con la construcción del edificio en M66”. 

La idea del traslado se discute desde 2016, a poco de iniciar la gestión del ahora reelecto jefe de Gobierno. Fuentes oficiales, en ese entonces y ahora, argumentaban que no era apropiado tener menores de edad cursando dentro de un predio hospitalario.  Ese mismo año se aprobó la Ley N° 5.800 que crea la Plaza Manzana 66. Los vecinos hacía años luchaban contra la construcción de un microestadio en Belgrano y Jujuy (uno similar al Buenos Aires Arena de Villa Crespo, que perjudica la vida de residentes por el colapso del tránsito y los ruidos que hacen vibrar edificios linderos). Pidieron que en un sector se construya un establecimiento educativo. El Gobierno en ese momento prometió que iba a ser una escuela nueva, pero luego la usó para reemplazar a la de la calle Venezuela. 

El Gobierno de la Ciudad aparte dice que entre 2015 y 2019 construyó tres escuelas en la Comuna 3: el Jardín de Infantes Integral N.° 11 D.E. 6 “Azucena Villaflor” de Venezuela 3269 con 205 vacantes; la futura escuela de Pichincha 1152 con 225 y la escuela inicial de la Manzana 66 con 500.

El primer intento de traslado ocurrió a fines de 2018, cuando Ciudad anunció que iba a discontinuar el lactario, como parte de un proceso de traslado progresivo. Por medio de un recurso de amparo inició el ciclo lectivo con normalidad en 2019. En la primavera de ese año, con la inscripción online, a las familias que querían anotar a sus hijos en el Jardín del Ramos les aparecía la dirección de la escuela de Catamarca en vez de Venezuela. En diciembre la comunidad presentó un recurso de amparo que recayó en el juzgado del doctor López Alfonsín. 

El Gobierno mantuvo la voluntad de la mudanza y en varias jornadas trasladó el mobiliario del jardín dentro del predio hospitalario, pese a protestas de la comunidad educativa. Ese hecho impulsó la creación de una mesa de diálogo, pero las autoridades porteñas la desatendieron.

El 18 de febrero, a poco de iniciar el ciclo lectivo 2020, se desarrolló una audiencia pública convocada por López Alfonsín, quien al cierre de esta edición y con las clases en marcha aún no se expidió. “Presentados los distintos letrados se presentaron informes de bomberos y los peritos de parte donde todos coinciden que no hay problemas estructurales en la edificación de Venezuela 3158”, dijo la comunidad del Ramos.

En cambio, en esa audiencia ya se adelantaba que la escuela de la calle Catamarca no estaba terminada: “Ni en condiciones para desarrollar las distintas actividades”. Resultó premonitorio ya que el Ministerio de Educación e Innovación, a cargo de Soledad Acuña, suspendió el inicio de clases en la Manzana 66 y lo postergó dos días, para el miércoles 4 de marzo. 

La comunidad del Ramos resumió: “El Gobierno pretende que las familias dejen a sus hijos en un establecimiento que no puede exhibir final de obra, ni habilitación, teléfono propio, tampoco con conexión eléctrica de EDESUR (y su consiguiente habilitación de instalación) dado que se observa un equipo electrógeno en la puerta. De igual forma, se presentan serias deficiencias de seguridad y acceso para niños de 45 días a 5 años, como ventanas bajas con marcos filosos, sin rejas”. “Y el colmó: un Jardín Maternal “nuevo” que no cuenta con un espacio privado para la lactancia, como sí poseía el Ramos. Tampoco se contará con el cerco perimetral hasta mitad de año”, añadieron.

Por primera vez desde sus comienzos en 1986, no inició el ciclo lectivo en el edificio escolar de la calle Venezuela. En su lugar, en la puerta hubo una protesta de médicos, educadores, familias y vecinos. Asistieron integrantes de la comunidad educativa, trabajadores de la salud, vecinos docentes, representantes gremiales de ATE, UTE, ADEMYS y SUTECBA. También los integrantes de la Junta Comunal 3 Gabriel Zicolillo, Alicia Aguerrido, Miguel Ángel Varela.

La Junta, presidida por Silvia Collin, en enero expresó su preocupación por el futuro del Jardín y habló de la “necesidad de encontrar un espacio de diálogo entre las partes involucradas”. Por su parte, la comunidad del jardín exige “que se reabra el Jardín en Venezuela 3158 para el inicio urgente de clases, mientras se aguarda la decisión del juez”.

Juan Castro


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