Comunales | Tragedia de Cromañón

Una marca en la memoria colectiva

A quince años de la tragedia, Cromañón moviliza reflexiones sobre su impacto en una generaciòn, las razones del siniestro y qué dice de nuestra sociedad. Tres obras de lenguajes diferentes la toman para indagar y movilizar ideas. Tres textos ahora la abordan desde diferentes perspectivas. Todos de autores jóvenes, interpelados generacionalmente por lo sucedido.
Buenos Aires, 18 de febrero de 2020. “La tragedia de Cromañón mató, destruyó, cambió a más chicas y chicos de los que se piensa. Quise ofrecer un registro diferente de lo ocurrido allí, y fuera de allí”, señala Camila Fabbri sobre “El día que apagaron la luz” (Seix Barral), y explica que “entendí que lo ocurrido en el local República Cromañón, donde aquella fatal noche del 30 de diciembre de 2004 murieron más de 194 personas, tenía que ser una novela pero de no ficción, estar repleta de voces y tener la música narrativa de un nocturno de Chopin que la alejara del rock chabón de los recitales, de aquel recital”. Camila Fabbri, como escritora, ha publicado “Los accidentes”, “Trinidad” y “Un abrazo es un fantasma”; como dramaturga ha escrito y dirigido “Brick”, “Mi primer Hiroshima”, “Condición de buenos nadadores”, “En lo alto para siempre” y fue nominada como actriz revelación por su trabajo en “Dos disparos” de Martín Rejtman. 

Entrevistada, Camila Fabbri dice "Pensé que lo que quería contar acaso sólo podía ofrecerlo en una novela de no ficción. Hoy yo veo “El día que apagaron la luz”, título que es un homenaje a Charlie García, un poco como un Frankenstein que toma, según las necesidades del relato, elementos de la no ficción o de la ficción. El capítulo “El día que apagaron la luz” es un relato coral, una suma de voces diversas que puede leerse como algo teatral, no muestra lo ocurrido en Cromañón, sino la periferia. El testimonio, por caso, de una persona que estaba veraneando en el sur, o en otro lugar del mundo, y cuenta cómo se entera de lo sucedido. Las tragedias quedan tan marcadas que uno recuerda lo que estaba haciendo ese día, esa noche. Tenía ganas de documentar eso. Cada vez que traía a colación el tema Cromañón, la persona que fuera me contaba qué estaba haciendo esa noche, tenía necesidad de decir dónde estaba, qué hacía, cómo supo lo que estaba pasando, cuál era su cercanía con esa catástrofe.

Otra fue la forma en que germinó en Diego Zenobi "Familia, Política y Emociones. Las Víctimas de Cromañón entre el Movimiento y el Estado". Durante más de tres años este antropólogo social acompañó a las familias y a los sobrevivientes de Cromañon. Primero como testigo del dolor y la tragedia, luego como una parte de todos aquellos que fueron víctimas de la desidia y falta de controles. Así fue cómo su tesis se convirtió en un libro que en diciembre fue reconocido por la Legislatura porteña y en este FINDE cuenta los detalles de tan movilizadora experiencia. En un primer momento lo que buscaba era "estudiar los movimientos de víctimas que se posicionaban como en contra de la política y con el discurso de la familia, y como muy central la cuestión de lo emocional, del dolor y del sufrimiento". La idea era que ese trabajo de campo se convirtiera en la tesis de su doctorado pero lo que ocurrió aquella fatídica noche del 30 de diciembre de 2004 en el local porteño ubicado en Bartolomé Mitre al 3000 se le fue metiendo en la piel y hoy reconoce que, como padre de dos niños, no podría encarar la investigación que llevó a cabo.

Como producto de todo ese trabajo de campo, que realizó entre el 2006 y el 2008, Diego Zenobi generó "un vínculo personal de mucho afecto con las personas con las que a veces estaba de acuerdo y otras no con las consignas polítcas del movimiento. Entonces, el compromiso era sobre todo personal con la gente". "De toda esa investigación salió mi tesis de doctorado, después la reescribí porque el lenguaje de la tesis es muy árido, complejo para un público más amplio. Entonces lo reescribí y salió el libro en el 2014", cuenta.

Por último, “¿La corrupción mata?”, el nuevo libro de Halfon revisa las tragedias que conmocionaron al país.De Cromañón a Ecos, del ARA San Juan a la explosión en una escuela de Moreno, las tragedias de los últimos 15 años ponen en evidencia un entramado histórico, complejo y negligente, tal como reconstruye la periodista Florencia Halfon en su nuevo libro “¿La corrupción mata?”, en el que repasa las causas bisagras del país para demostrar que no fueron accidentes fortuitos y que la responsabilidad de los hechos pocas veces es individual.

Convertida en bandera por familiares de víctimas de algunas de esas tragedias, la frase afirmativa “la corrupción mata” tiene un efecto contundente: mostrar que lo que ocurrió podría -debería- no haber pasado si las autoridades hubieran hecho algo antes en vez de desatender o corromper. La cara visible de que el sistema falla. Para dar cuenta de la complejidad del asunto, Halfon -periodista, ahora a cargo de la primera mañana de la radio Futurock- reconstruye en este libro editado por Planeta nueve tragedias, como Cromañón -un hito por la magnitud, 194 víctimas fatales-, el accidente ferroviario de Once, las inundaciones de La Plata con sus 89 muertos, el accidente vial de Salta en el que fallecieron 43 gendarmes que habían salido del Destacamento Móvil Nº 5 de Santiago del Estero para prevenir posibles incidentes en Jujuy, o el incendio en una comisaría hacinada de Esteban Echeverría que dejó diez presos muertos. Las tragedias que Halfon investigó tienen la particularidad de que “muestran un problemática” porque “le podrían haber pasado a cualquiera”. El problema es de raíz: locales sin habilitación, falta de inversión, ajuste, ausencia de obras públicas, vulneración de derechos. 


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