Historias de nuestra comuna | Una leyenda del tango
La sala de baile de MarÃa La Vasca
A principios del siglo XX muchas salas de baile de tango se destacaban en Buenos Aires. Eran casas particulares, en general regenteadas por mujeres, que abrÃan sus salones para bailar tango toda la noche varios dÃas a la semana. El negocio de la casa de baile escondÃa en realidad el prostÃbulo que allà funcionaba, ya que en éstos estaba prohibido el baile y no podÃa consumirse alcohol.
Buenos Aires, 8 de octubre de 2019. Como el baile y el prostÃbulo eran complementos indispensables para atraer clientes, se habilitaba el local como lugar bailable, manteniéndose asà oculto el prostÃbulo. Las casas eran consideradas lugares de diversión, desde las muy modestas como las de la China Rosa o la Parda Adelina hasta las más o menos reservadas a los "jailaifes" por su precio y jerarquÃa, como las de Laura y MarÃa La Vasca.
La mansión de MarÃa La Vasca, el legendario foro tanguero de San Cristóbal, con baile los siete dÃas de la semana, estaba ubicada en la calle Europa (actual Carlos Calvo) 2721. Aún se la puede ver con la misma arquitectura de sus mejores tiempos, una tÃpica casa chorizo con un alto valor patrimonial sin reformas ni refacciones y en buen estado de conservación. En la Legislatura porteña se presentaron en los últimos años varios proyectos de ley para declarar el inmueble Sitio Histórico de la Ciudad de Buenos Aires.
MarÃa La Vasca era MarÃa Rangolla, de nacionalidad vasco francesa, que tenÃa su imperio indiscutido en la zona, en diaria competencia por atracciones y clientes con Laura, en realidad Laurentina Monserrat, dueña de un local que funcionaba a sólo veinte cuadras, en los alrededores de Charcas y Pueyrredón.
Según el vecino historiador del barrio de San Cristóbal, Jorge Larroca "en la casita de MarÃa La Vasca, que aún se conserva con sus altas ventanas a la calle y tiene el encanto de una cancela de hierro forjado entre el zaguán y el soleado patio con jardÃn de macetas, se escribió noche a noche un capÃtulo imprescindible de la vida del tango. Por ella pasaron Manuel Campoamor, Ernesto Poncio y Vicente Greco. Y allà el pianista Rosendo Mendizábal presentó su gran éxito El Entrerriano. Hablar hoy de MarÃa La Vasca es remitirse a uno de los altares bautismales del tango, erigido en lo que por entonces era el suburbio sureño de Buenos Aires".
Para los músicos que allà tocaban el lugar servÃa para perfilar sus estilos, estrenar sus tangos y obtener publicidad. Consideraban que era muy importante pasar por la casa de La Vasca, un interesante lugar de fogueo y un sitio desde el cual proyectarse.
En la sala de baile se podÃa bailar el tango con orquesta a tres pesos la hora por persona, que no era una tarifa baja por aquellos tiempos. Al lugar concurrÃan estudiantes, cuidadores y jockeys y en general gente de bien, como expresaban las crónicas de la época.
Todas las noches La Vasca realizaba el mismo ritual: esperaba tras la puerta de calle a las bailarinas que ella misma convocaba, las que con trajes de lujo arribaban en coches de plaza y luego elegÃa la clientela observando por los visillos de la sala a quienes pedÃan turno para entrar. El "malevaje" no tenÃa cabida en la sala. Y a eso de las 23:00, el baile comenzaba a animarse.
Norberto Alonso
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