Porteñas | Vivir en la Ciudad

Cada vez más caro

El número crecido de personas viviendo en la calle es el costado más dramático de una realidad muy compleja. Cada vez cuesta más vivir en Buenos Aires y ese esfuerzo puede resultar imposible si se alquila. El sueño de la vivienda propia para muchos es cada vez más una quimera. El tema recién aparece en el debate electoral con una propuesta de Lammens.
Buenos Aires, 6 de agosto de 2019. Caída abrupta de operaciones de compra venta de inmuebles, créditos hipotecarios imposibles de pagar o directamente inexistentes, éxodo de inquilinos a localidades del conurbano y cada vez más gente en la calle, todos son aspectos de un mismo problema. La vivienda es una mercancía cada vez más cara y no un derecho social para los porteños.

Aunque el artículo 31 de la Constitución local reconoce "el derecho a una vivienda digna y a un hábitat adecuado", ello cada vez se aleja más de las posibilidades de sus habitantes. Algunas cifras lo ponen de relieve. La más dramática, es sin dudas la de las personas en situación de calle. Si el primer censo popular en abril de 2017 había registrado 4394 personas a la intemperie, el segundo, realizado en mayo de este año, contabilizó 7251, un 65% más. Pero hay otras, que muestran que el problema es mucho más extendido y asume diferentes matices.

Los números de la crisis habitacional

Los últimos 13 meses (todavía no se conocen las cifras de julio) disminuyó el  número de operaciones de compra venta de inmuebles, de acuerdo con el Colegio de Escribanos. Sólo hubo 2.695 registros de compraventa de inmuebles, lo que implica una baja interanual del 41,8%. Este último mes de junio fue el peor en seis años por la cantidad de escrituras, pero también disminuyó más de un 25% el valor de las operaciones realizadas, respecto del mes anterior.

Por el lado de los alquileres las cosas no marchan mejor. La indexación de los valores hace que mes a mes muchos opten por resignar la vivienda que ocupan, para buscar fuera de la ciudad otra, más accesible. Así, durante el primer semestre de 2019 unas 60.000 personas dejaron de alquilar en la ciudad y se mudaron al conurbano, donde los alquileres son en promedio un 40 por ciento más baratos, según un estudio de la ONG Defendamos Buenos Aires. Los barrios que más inquilinos perdieron son: Palermo con un récord de 10 mil locatarios, Flores (8.000), Las Cañitas (7.000), y Liniers, Villa del Parque y Centro con  6.000 cada uno.

Varias razones impulsan este éxodo al Gran Buenos Aires. Por un lado, la duplicación del valor de los alquileres, que pasaron de 7.000 a 14.000 pesos para un monoambiente. Otro factor fue el aumento de las tarifas de los servicios de luz, gas y agua, que en los barrios más pobres de la Ciudad como Barracas, Almagro, Constitución y Pompeya aumentaron un 140 por ciento.

Sin embargo, según Javier Miglino, director de Defendamos Buenos Aires, fue el aumento de las expensas lo que "se convirtió en la mayor pesadilla. En muchos casos la gente llega a pagar de expensas un monto idéntico al del alquiler, lo que forzó a miles a mudarse", dijo. Miglino asegura que en barrios como Belgrano, Palermo, Puerto Madero o Recoleta se duplicó el valor de las expensas entre diciembre y junio (de 3.000 a 6.000). Los departamentos de tres y cuatro ambientes -con expensas que pueden llegar a los $50.000- son los que mayor deserción están sufriendo por parte de los inquilinos que buscan alquilar en la provincia de Buenos Aires -Banfield, San Isidro, Olivos y Vicente López son las zonas más buscadas- o se mudan a un monoambiente con gastos menores.

La opinión de la oposición

En una nota publicada el 30 de julio en el portal Perfil, Matías Lammens, pre candidato a Jefe de Gobierno por el Frente de Todos, señala que "lamentablemente, aun teniendo un buen empleo y perteneciendo a sectores medios, es casi imposible comprarse una casa por esfuerzo propio. Hoy una persona joven profesional necesita 114 meses de sueldos para comprarse un departamento". Y agrega que "prevalece una falsa idea de que cuánto más se construye, más posibilidades hay de acceder a una vivienda. Sin embargo, en la ciudad de Buenos Aires, la mitad de lo que se construye es lujoso y el precio del metro cuadrado es el más alto de Latinoamérica".

Frente a este panorama, en su opinión, "la Ciudad no posee una política integral de vivienda". Y enumera: "Para la clase media, más allá de los créditos hipotecarios UVA, que requieren de ingresos medios o altos y generan incertidumbre al depender del dólar, no existieron alternativas. Para aquellos que alquilan (más del 35% de porteños) no se tomaron decisiones para modificar realmente su situación. Si bien la reurbanización de barrios populares fue un acierto, la continuidad de este modelo urbano va a provocar que más personas tengan dificultad de acceder a una vivienda digna".

Para avanzar en la resolución progresista del problema, propone copiar experiencias positivas de otras grandes ciudades. "Mientras que la ciudad viene llevando adelante una venta indiscriminada de tierras públicas, Berlín compró inmuebles para fortalecer su política de alquileres públicos. Mientras que aquí los alquileres aumentan por encima de los salarios, Barcelona impulsó el Plan del Derecho a la Vivienda con el que se incorporaron políticas para alquiler de primeras viviendas. Mientras que en Buenos Aires se promueve la vivienda de lujo, Nueva York propició un plan de construcción de vivienda accesible junto a empresas constructoras".  Y concluye afirmando: "creemos que Buenos Aires merece un Plan Porteño de Vivienda que aborde de manera integral los problemas habitacionales. La generación de un Fondo de Vivienda permitiría impulsar la construcción de vivienda asequible mediante incentivos fiscales y financieros a constructoras, subsidiar alquileres de primera vivienda y acompañar mejoras en viviendas existentes".


                                                                Norberto Alonso

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