Buenos Aires, 6 de febrero de 2018. "Si la murga se presenta con tristeza, el público se va. Exploten, pongan bomba, patada, vida", arenga Loly Bonamaison, directora y fundadora del centro de murga Los Presumidos del Carnaval de Almagro. En la esquina de México y Jujuy, bajo la pérgola de la plaza Velasco Ibarra de Balvanera, a los bailarines y músicos se los ve cansados en esta tarde de sábado, pero escuchan esas palabras vivaces y el entusiasmo les sube al cuerpo. Ensayaron bastante, pero todavía tienen mucho para dar. Vuelven a intentar la canción festiva y ahí sí los bombos se escuchan en toda la cuadra, los pies de los bailarines andan por los aires. Más que un ensayo, parece el desfile oficial, pleno carnaval porteño. Como dice una de sus canciones, se trata de "murguear dejando el corazón". 

Con aplausos de murgueros y vecinos sentados en los canteros cual público plateísta se corona este nuevo ensayo. Son las bambalinas de las murgas porteñas. Se pueden ver en las plazas de la Ciudad de Buenos Aires ahora que el carnaval está por empezar y cada ensayo es tiempo de descuento para afinar los pasos de baile, la presencia y terminar de darle puntada a los coloridos trajes. Quienes hoy están con remeras de fútbol, rock o apenas una musculosa lisa para capear el calor, pronto usarán las levitas y pantalones rojo, azul y violeta de Los Presumidos. Con la fantasía, el brillo y los ornamentos como estandartes, dados y banderas.

En Balvanera habrá carnaval sobre la calle Pichincha, entre Hipólito Yrigoyen y Belgrano, frente al shopping Spinetto. Estas son las fechas confirmadas: sábado 3, 10, 17 y 24; domingo 4, 18 y 25; lunes 12; martes 13. También habrá en el Abasto: Guardia Vieja, entre Agüero y Gallo: sábado 10; domingo 11; lunes 12 de 19 a 02; martes 13 de 19 a 24. 

En otros tiempos había carnaval también sobre la avenida Corrientes al 2000, frente al CC Ricardo Rojas; sobre Independencia entre Matheu y Rincón; San Luis entre Sánchez de Bustamante y Agüero. 

Mientras se da un respiro, Loly habla con este medio y nos da su visión sobre la murga: "La murga tiene su parte artística y hacemos hincapié en lo que es la crítica. La murga es una herramienta de protesta. En el momento del carnaval la murga toma la voz del pueblo. Critica al gobierno de turno. La murga es pueblo, barrio, familia". 

"Es una tradición que se pasa de generación en generación. Soy murguera desde los tres años. Mis padres me han llevado a la murga. Salí en la murga de mi tío, en provincia. Luego en otra de Monserrat. Salí durante muchos años. Me fui de ahí y fundé mi propia murga, Los Presumidos, de la mano de una persona que ya no está acompañándonos, pero fuimos los dos fundadores en su momento. Luego de idas y venidas quedo yo sacando la murga adelante con mis colaboradores, compañeros y co-directores de cada área (bailarines, percusión, vientos, fantasía, mascotitas, etc.)". 

Cuenta que, si bien ensayan en Balvanera, la murga es de Almagro: "Este es el espacio físico donde nos asignaron en la Comisión de Carnaval que pertenece al Programa de Carnaval porteño. No hay espacio en Almagro. Sólo está la plaza (Bulnes y Sarmiento). Ahí ensayan Los Atorrantes de Almagro. Son amigos nuestros". 

Sobre la relación con los vecinos, asegura: "Se convive. Es un espacio familiar. Se puede acercar cualquiera. Todos son bienvenidos. La murga es una herramienta socio cultural. Siempre es inclusiva con gente de todas las edades y no hay diferencias ni discriminación". 

Terminado el ensayo grupal, algunos de los bailarines siguen de largo. Con un bombo y una trompeta de acompañamiento, vuelven a marchar en murga hasta afinar los pasos. A un costado otros bombistas se toman un respiro, se hacen bromas entre sí, dejan reposar los pesados instrumentos sobre el piso. 

Varios vecinos siguen sentados en los canteros. Prestan atención a los murgueros que hacen pasos extra. También charlan entre ellos. Algunos son familiares. Es el caso de Graciela, que en las noches de carnaval sale con su cámara en mano a registrar el paso de Los Presumidos. "Estoy hace tres o cuatro años, mi hijo y mi nuera bailan. Me enganché y ahora siempre vengo", nos cuenta. No está sola. Junto a ella, la compañía de la pareja de abuelos Elisa y José. Sus nietos también son parte de la murga. "Venimos a apoyarlos, y nosotros también la pasamos bien", resume ella. 

Cada cual encontró un lugar en el clima de post ensayo. Loly sigue con el ánimo bien arriba y con los sentidos atentos. Zigzaguea entre bailarines y vecinos, entre gente de paso. Va y viene. Habla con murgueritos, con sus madres, con músicos. Ultima detalles, le hace probar un uniforme a una de las nenas para ver si el talle da bien, se asegura que todos tengan los guantes blancos para completar el atuendo. Los saluda con besos y abrazos, hace chistes, ameniza. 

¿Qué se siente cuando una agrupación murguera empieza a desfilar ante miles de personas en los carnavales? Loly responde: "Es la fiesta del barrio, del pueblo. Uno va a buscar el aplauso del público, a mostrarle el trabajo que la murga hace durante todo el año". "Es una fiesta popular, hecha por el pueblo, los murgueros somos del pueblo", concluye. 

De a poco se van los bailarines, los músicos, los vecinos. La noche es plena y el sofoco es recuerdo. Un aire leve deja respirar. En la esquina vacía retumba la queja y la alegría de esta murga que le da color a las tardes de Velasco Ibarra. Entonces, su canción de despedida cobra sentido: "Llegó el final / de esta explosiva y magnífica velada, / Los Presumidos emprenden su retirada, / guardando esta función en su corazón". 

                                                        Juan Castro

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