Editorial | La especulación no para

Mirando el 23

Desde que comenzó su segundo mandato al frente de la Jefatura de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta tiene en claro su meta. Competir por la Presidencia en 2023. Ya no puede reelegir en la ciudad y no desea ahora una función legislativa que nunca tuvo en su carrera política. Siempre fue un gestor y llegó al estado con el argumento de mejorar la administración, como lo recuerdan en el PAMI intervenido por De la Rúa.
Buenos Aires, 12 de abril de 2022. Además, con el declive en la consideración de la opinión  pública de su hacedor en la política nacional por los resultados de su pésima gestión, Larreta creyó ser el reemplazo natural de Macri. Incluso supuso por un momento que no tendría que competir con él. Nada de eso. El contador hizo mal las cuentas. No sólo su jefe trabaja para un segundo tiempo al frente del gobierno nacional, sino que en el seno de su fuerza le disputa también el podio Patricia Bullrich.

Así las cosas, Larreta tiene que redoblar esfuerzos para ganar puntos en la consideración de una fuerza política que se engolosina pensando que su triunfo en el próximo turno presidencial es inevitable. Cultiva su perfil de hacedor anunciando nuevas transformaciones de la ciudad, mientras acumula millas con viajes internacionales para mostrarse con su propia agenda de contactos políticos y enhebra alianzas en el interior del país. 

El enroque que patrocinó entre Vidal y Santilli resultó exitoso el año pasado, pero desde entonces la ex gobernadora “orgullosamente bonaerense” quedó en el foco de la tormenta de la Gestapo macrista y no logró tener una agenda positiva de cara a la sociedad, lo mismo que Santilli. Así, el control que pareció tener Larreta sobre el aparato del PRO tanto porteño como bonaerense, quedó en entredicho, pese a que incorporó a Jorge Macri a su elenco de funcionarios.     

Patricia aprovechó la oportunidad y también arma en la provincia, mientras que recorre el país y en la ciudad coquetea con la estrella ascendente de la ultraderecha vernácula, Javier Milei, proponiendo una alianza que puede restar a gran parte de los radicales asociados a Cambiemos, como ya lo anticipó el actual titular de la UCR, el gobernador Morales de Jujuy.

El giro a la derecha de parte de su electorado, desencantado con el “gradualismo” de la gestión macrista, lo fuerza a realizar declaraciones altisonantes contra los movimientos sociales que reclaman en las calles de la ciudad por sus pésimas condiciones de existencia. Copiando a Menem, Larreta proclama que “planero que protesta, planero que pierde el plan”, como si la represión pudiera acallar el hambre y a sabiendas de que él no puede disponer nada. 

Lo que sí puede hacer, no lo hace. En el Once se vive a diario la inacción gubernamental frente al fenómeno de la venta callejera que toma las veredas del mayor centro comercial de la ciudad. A lo largo de los casi quince años que lleva el PRO en el gobierno porteño, en los que Larreta tuvo siempre un alto protagonismo, ensayaron diferentes tácticas frente al problema pero todas fracasaron. Desde la represión brutal y directa, hasta la negociación de espacios cerrados facilitados por las autoridades, nada sacó a los “manteros” de las calles, salvo la cuarentena por el Covid, cuando no circulaba casi nadie por ninguna calle.

Es que los problemas sociales no tienen solución fácil y requieren un abordaje integral para el que Larreta no dispone de tiempo ni ganas.  Está entretenido en sus especulaciones políticas y poco le importan los problemas de la ciudad.

Lic. Gerardo Codina


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