Comunales | Restaurada Confitería del Molino

Sede del acto del Día de la Construcción

El presidente de la Nación Alberto Fernández; el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis; el presidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa, junto al presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, Iván Szczech y el secretario General de la UOCRA, Gerardo Martínez participaron del acto por el Día Internacional de la Construcción, que se llevó adelante en la recuperada Confitería del Molino, ícono arquitectónico de nuestra ciudad.
Buenos Aires, 30 de noviembre de 2021. La elección de la recuperada Confitería del Molíno como sede de la celebración oficial del Día de la Construcción encierra un poderoso simbolismo. Por ello el Presidente afirmó en el acto “Para nosotros la obra pública es otro gran dinamizador porque allí se generan fuentes de trabajo e infraestructura que permite el desarrollo mejor de la conectividad de tránsito en la Argentina”, al tiempo que reafirmó: “Eso es parte del rol que el Estado debe cumplir para motorizar la economía”.
 
Por su parte, el ministro Katopodis aseguró: “La agenda coordinada entre Estado, sector privado, las y los trabajadores permitió que hoy estén en marcha más de 3.000 obras en todo el país, que es desarrollo, empleo y crecimiento. Nuestra prioridad es llegar a cada rincón del país, construyendo federalismo, cerrando brechas de desigualdad y generando oportunidades para cada argentina y argentino”. Y continuó: “La economía se mueve si hay más obra pública, no menos”.

Del acto, también participaron el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz; y la subsecretaria de Planificación y Coordinación Territorial, Cecilia Larivera, entre otras autoridades nacionales.

Restauración de la Confitería del Molino

El Ministerio de Obras Públicas de Nación financió y supervisó 4 obras para la restauración y la puesta en valor del edificio de la Confitería del Molino, con el fin de restaurar todos sus componentes arquitectónicos originales. El evento en ocasión del Día de la Construcción sirvió para poner en valor lo mucho realizado en ese edificio para su recuperación integral. Un equipo multidisciplinario de especialistas trabaja desde hace meses en la recuperación del Edificio del Molino. El plan contempla la recuperación material e inmaterial del patrimonio cultural con participación de la comunidad, que acerca fotografías, testimonios y archivos históricos del lugar. 

La Confitería del Molino es una esquina emblemática de la Ciudad de Buenos Aires. Su ubicación estratégica, a metros de la Plaza de los Dos Congresos y del Palacio del Poder Legislativo Nacional, la puso en un lugar privilegiado de la vida social, cultural y política de la Metrópoli. El edificio refleja los vestigios de una historia rica en tradiciones y relatos de pactos y traiciones de un barrio donde se reunían los debates de una nación. Tan rica quizás como sus postres.

Como obra de arquitectura, el edificio es un ícono del Art Nouveau en Argentina. Fue proyectado por el Arquitecto Francisco Gianotti, el mismo que diseñó la Galería Güemes. Si visitáramos ambas obras, encontraríamos patrones comunes tanto del estilo como de su impronta personal. Posiblemente la forma de la torreta-mirador de la Galería, construida en acero y revestida en cobre, nos recuerden a la esbeltez de la torre-cúpula de la Confitería.

Con más de un siglo de historia, el Molino emplazado en la esquina de la Av. Rivadavia y Av. Callao se erige sobre una estructura metálica, con mampostería de ladrillo como cerramiento, entrepisos de perfilería metálica con bovedilla y piezas de hormigón premoldeado en escaleras y torre-cúpula. Cada espacio presenta, según sus usos, pisos de piedra –mármoles de procedencia europea–, finos pisos de madera u ornatos premoldeados de yeso estucado o con toques dorados. Pero estas características materiales eran abstractas hace tres años. Porque el edificio se encontraba en estado de saqueo y desidia. Principalmente faltaban las piezas de bronce de la cerrajería e iluminaria, y se retiraron del interior más de treinta bateas de basura: cuarenta colchones, roedores muertos, tarros de wano y excremento de todo tipo. Pero el riesgo más importante era el colapso de la estructura.

"El primer desafío, y posiblemente el más grande, fue la consolidación del Edificio del Molino. Evitar su derrumbe, que parecía inminente. Hay mucha ansiedad, y la gente cree que hay que abrir rápido. Y llevamos apenas treinta y seis meses del día que entramos, la mitad de los cuales fueron en pandemia. En término de laburo efectivo no tuvimos más de veintidós meses. El Edificio estuvo veintidós años cerrado, pero ya desde antes tenía un nivel de mantenimiento muy bajo. (...)El riesgo más grande era el colapso", manifiesta Ricardo Angelucci, secretario técnico administrativo de la Comisión Bicameral del Congreso Administradora del Edificio del Molino.

La cúpula está construida sobre cuatro columnas de hierro. Ellas sostienen todo el casquete que va desde el primer subsuelo hasta los setenta metros de su coronamiento. Poder garantizar que esa estructura de hierro tuviera la estabilidad suficiente para poder empezar la reconstrucción fue el desafío más grande. Hubo que recambiar hierros y perfiles. Recién se pudo trabajar en la terraza cuando la consolidación del edificio, que llevó aproximadamente un año, hubiera finalizado. Desde la azotea se filtraba agua con cada lluvia, lo cual obstaculizaba la restauración y deterioraba cada vez más al edificio, pudriendo los pisos de madera entre otras "patologías". 

La confitería distribuida en planta baja se encuentra en la etapa de finalización de la puesta en valor de los solados de mármoles originales y cielorraso ornamentado en yeso. En la envolvente, las placas de mármol revisten los muros; y los distintos conjuntos de vitrales que están cubiertos por protección se desmontaron, restauraron y volvieron a colocar. La columnata, revestida en estuco de falso mármol, consiste en una estructura mixta de perfilería metálica y hormigón armado. Su revestimiento "símil mármol" consiste en una técnica pictórica que aglomera polvo de mármol y distintos pigmentos para llegar a la veta correspondiente. Se hizo una fuerte limpieza técnica sobre la superficie del estucado, y resta finalizar las tareas de consolidación de los capiteles. El conjunto de luminarias de la confitería está restaurado en su totalidad. Los apliques periféricos están compuestos por muchísimas piezas con caireles de vidrio, y el aplique central está compuesto por paños de vitral.

Al exterior se puede apreciar los característicos leones alados, que no estaban previo al inicio de la obra. Sólo restaban unas fotografías históricas, y a partir de ellas se pudo diseñar los moldes de forma digital y fabricarlos materialmente. Se trabajó por separado con el torso por un lado, y con las alas por el otro; y se ensambló todo en altura. Estos leones pesan aproximadamente una tonelada cada uno, y están custodiando la cúpula. Su terminación es en "símil piedra", que es el mismo revestimiento que tiene la superficie exterior. Al levantar la mirada, se puede ver piezas coloreadas que en serie se repiten en la cúpula y en la fachada. Son miles y miles de piezas de vidrio horneado que ornamentan toda la envolvente externa del edificio con distintos motivos. Aparicio nos revela que se hicieron veintisiete mil reposiciones, con más de veinte variedades de colores de vidrio diferentes. Las tejuelas sobre la cúpula y sobre la falsa mansarda son de mayólica, con una doble cocción y una terminación dorada. Hubo que ejecutar algunas réplicas porque había faltantes. Para tal fin, hubo que hacer muchísimas pruebas y así dar con el tono exacto de la pieza original. La puesta en valor de la cúpula, desde el tambor hasta su coronamiento, está finalizada. Lo mismo que la fachada y la azotea. 

Para la restauración de un edificio de tamaña envergadura, se constituyó un equipo de trabajo interdisciplinario: hay especialistas en vitrales; en metales; en restauraciones edilicias en yesería, moldería, superficies en mármol, como también especialistas en madera, asesores expertos en vitrales y restauración en general. Por otro lado, Aparicio nos explica que un equipo de arqueología urbana, coordinado por la arqueóloga Sandra Guillermo, trabaja en la recolección y hallazgos dentro del edificio a lo largo del tiempo desde que inició la obra, para reconstruir su historia. La ejecución del Plan de Restauración Integral del Edificio del Molino –RIEM- incursiona en un abordaje poco habitual de la gestión patrimonial, que contempla la dimensión material e inmaterial de los bienes culturales, desde la multidisciplina y la pluralidad política, con el compromiso de involucrar la participación de la comunidad.



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