Editorial | Tensiones en la oposición
La diferencia polÃtica
Con la pérdida de la reelección al frente del gobierno nacional, Macri entró en un declive como lÃder de la coalición Cambiemos del que le resultará difÃcil reponerse. Encima el golpe fue por partida doble. A los pocos dÃas su sector también perdió la no menos significativa presidencia de Boca Juniors, la plataforma que lo proyectó como dirigente polÃtico nacional.
Buenos Aires, 7 de enero de 2020. Arriba enumeramos algunos problemas que afronta el liderazgo de Macri. Pero hay más. Por necesidades polÃticas vinculadas con las responsabilidades al frente de administraciones y territorios concretos, los primeros pasos de la coalición que encabeza mostraron el inicio de un proceso de diferenciación entre los que pretenden ejercer una oposición salvaje al nuevo gobierno, bloqueando la instancia parlamentaria y quienes procuran llegar a acuerdos que aseguren la gobernabilidad de todos.
La escena se repitió en la provincia de Buenos Aires, desmintiendo el discurso del propio Macri acerca de que jugarÃan un rol de oposición responsable. Todo lo contrario. Además de no hacerse cargo del daño provocado al tejido social, al estado y a la economÃa argentina, muchos de los suyos empujan al descalabro, imaginando que podrán desestabilizar al gobierno de Alberto Fernández.
Repentinos trotskistas, tratan de sabotear los intentos de la nueva administración de enderezar la nave, porque se ilusionan con regresar a proseguir su transformación cultural profunda de la sociedad argentina pro mercado libre. Creen que cuentan con el 40 por ciento de las voluntades ciudadanas y no perciben cómo se derrite ese supuesto capital bajo sus propios pies.
En ese escenario, Larreta hace su juego. No abrió la tranquera porteña para refugiar a todos los funcionarios nacionales, muchos de los cuales habÃan iniciado su recorrida en la administración pública precisamente en esta ciudad. Con la excepción de Emilio Monzó y Rodolfo Frigerio. Monzó, el mismo que fracturó el bloque de Cambiemos en la provincia de Buenos Aires y Frigerio, que fuese acusado de entregar las elecciones nacionales por Carrió, debido a su aceitado diálogo con gran parte de los gobernadores peronistas que ahora apoyan a Alberto Fernández.
Pero también los gobernadores radicales mostraron otro juego. Fue el que permitió que en el Congreso se pudiese hacer la toma de juramento a los diputados suplentes. Los ultras del macrismo se negaban a dar quórum para una ceremonia elemental de convivencia democrática, empeñados en promover el fracaso de la nueva administración desde el primer dÃa. A ese juego sucio no se sumaron los diputados de las provincias gobernadas por el radicalismo, que necesitan de diálogo con la Rosada para poder intentar éxito en sus propias gestiones.
La diferenciación también se verá en la provincia. Los intendentes radicales del interior saben del riesgo de la soledad. Mantendrán sus visiones polÃticas pero apostarán a un diálogo respetuoso para poder tramitar las urgencias de la administración.
Estos movimientos no aseguran la emergencia de un liderazgo alternativo en Cambiemos y menos en el PRO. Larreta no puede desembarazarse fácilmente de la rectorÃa de Macri. Y entre los radicales tampoco despunta un liderazgo propio que galvanice la identidad partidaria, más allá de las alianzas que ha desplegado en el último tiempo, nutridas de antiperonismo cerril. Pero se ha resquebrajado el bloque y recién comienza a andar el nuevo tiempo. Todos están haciendo su juego y esperando su oportunidad. El tiempo dirá cuándo será el momento.
Lic. Gerardo Codina