Editorial | Los riesgos de la incertidumbre

El futuro de Larreta

Ahora que ganó bien su segundo mandato, Horacio Rodríguez Larreta trabaja con intensidad para preparar su futuro. Primero, los cuatro próximos años. Y luego, su posible candidatura presidencial. La derrota de Mauricio Macri y de María Eugenia Vidal en sus intentos reeleccionistas lo coloca como el único de los líderes del PRO que logró retener su poder territorial y al frente de una ciudad que ya le sirvió de vidriera a muchos, incluido su ex jefe.
Buenos Aires, 3 de diciembre de 2019. En lo inmediato, deberá ajustarse a la realidad de un entorno nacional más riguroso. Los cuantiosos recursos que proveía Macri para obras en la ciudad y el enorme incremento de los fondos coparticipables con el argumento del financiamiento de la transferencia del subte y la policía, ya no serán iguales. Alberto Fernández seguramente tendrá sus oídos más atentos a los reclamos de las provincias más desfavorecidas, entre ellas, la de Buenos Aires, que son la potente base electoral del peronismo. Su promesa inédita de gobernar junto a los gobernadores un país federal, señala sin dudas que el centralismo porteño que el PRO exhibió sin pudor quedó atrás.

Para cubrirse de esas eventualidades, Larreta mandó a su bloque en la Legislatura a ratificar un convenio de modificación de la coparticipación firmado con Nación, emergente del Pacto Fiscal impulsado por Macri en 2018, que las provincias ahora quieren revisar. Si históricamente la Ciudad obtenía el 1,5% del total de los ingresos fiscales de la Nación coparticipables, con Macri llegó al 3,75%, aunque en ese último acuerdo se redujo al 3,5%. 

No todo son leyes. La buena convivencia también sirve. No sólo con el Presidente electo, sino con el futuro gobernador Kicillof. Larreta lamenta no haber tejido antes vínculos más sólidos con esa parte del peronismo. Su amistad con Massa le facilita las cosas. Y de paso puede ser de utilidad para ambos. Fernández necesita, dada la magnitud de los problemas que debe abordar y el enorme deterioro que produjo el macrismo en el país, una oposición seria, responsable y autocrítica. 

No es lo que promete con sus dichos y sus acciones Macri. Poner al frente del PRO a Patricia Bullrich es una señal de que se prepara para la guerra. Lo mismo que el discurso que comparten los ministros del gobierno saliente y repite Macri cada vez que puede, de que todo está muy bien en Argentina. Ese Macri triunfalista, que quieren instalar como supuesto ganador de las elecciones y que asegura que si el país crece en el futuro, será por sus obras, se ha pintado la cara para la guerra, junto a los fundamentalistas del pañuelo celeste y los nostálgicos de la dictadura militar.

Larreta puede ser la expresión opositora que necesita Fernández y lo sabe. Pero para lograrlo, debe asegurarse de consolidar su gestión porteña y para eso, necesita una mano que Macri ya no puede darle, pero sí el próximo presidente. Nada ocurrirá hasta que se asiente la polvareda del brusco cambio de escenario local. En marzo del 2018, la convención nacional del PRO todavía se ilusionaba con la reelección de sus tres referentes, aunque ya se había cortado el crédito internacional. Luego vino la brutal devaluación de abril de ese año y la desesperada decisión de recurrir al FMI. Desde entonces, el país se desbarranca y todos los proyectos se volvieron papel mojado. Salvo para el peronismo, que gracias a su conducción pudo recomponerse y dar pelea, para los demás el futuro es incierto todavía.

Lo sabe Larreta que, para poder ser el candidato presidencial de su espacio en 2023, tiene que lograr que lo bendiga Macri o que desaparezca del escenario político, sin que parezca un parricidio de su creación política, el actual alcalde porteño.

                                                                                                               Lic. Gerardo Codina


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Comentarios
  • 03/12 | Liliana EtlisMuy bueno.Agregaría las tensiones que se generan en el terreno de la lucha y en la resistencia.