Buenos Aires, 5 de marzo de 2019. El futuro siempre es incierto, porque es sabido que el hombre propone y Dios dispone. Esto debe pensar Larreta mientras empieza a recorrer el semestre que lo separa de su posible reelección al frente del gobierno porteño. Ha hecho todos los deberes para ganar, entre ellos nunca apartarse de su mentor, Mauricio Macri. También, avanzar con un ambicioso plan de obra pública que se sostiene pese a la enorme recesión inducida por el mismo oficialismo y que castiga a toda la actividad económica, incluidos el mercado inmobiliario y el comercio minorista de la ciudad.

Además de manejar una cuantiosa caja, tener mayoría propia en la Legislatura, controlar el Tribunal Superior de Justicia y la policía local, Larreta cuenta con la enorme ventaja de que nadie asoma la cabeza para discutirle el mando. Parece que corre solo, compitiendo nada más que con su sombra. Mejor dicho, con la de Macri y su mala gestión nacional.

No es que falten aspirantes con ganas, pero ninguno arriesga por el momento porque perciben a Larreta con mucha fuerza todavía y no quieren exponerse a una derrota segura. Eso sucede con Mariano Recalde, que ya lo enfrentó sin suerte hace cuatro años, en un combate desigual y poco afortunado. No quiere repetir la experiencia. Tampoco Pino Solanas que, a sus años, mide esfuerzos y no aspira a hacer un gasto de energías que no tenga probabilidades de éxito.

Otro espacio nacional ya puso su candidato, aunque con poco estruendo. Es Marcos Lavagna, anotado por la escudería del Peronismo Federal, que espera tener suerte de una eventual candidatura de su padre. Por ahora, no hace sombra.

Más allá de esos nombres y otros similares, de verdaderos opositores, se acumulan rumores sobre posibles escenarios de competencia con personajes como Martín Lousteau, reciente afiliado a la UCR porteña y ex embajador de la primera etapa de Cambiemos en Estados Unidos. Su postulación le brindó a Larreta un agónico triunfo en 2015, por lo que el Jefe de Gobierno había intentado mantenerlo fuera de la cancha, pero los crecientes ímpetus de autonomía radical dentro de la coalición de gobierno, alientan la candidatura alternativa del economista. 

Competir en la interna no es la única opción. De hecho, en 2015 Lousteau jugó con un espacio propio fuera de Cambiemos y mordió el polvo por poco. Cuatro años después y con la imagen de Macri en caída libre, puede tentarse en repetir la experiencia. Sin embargo, correría con la desventaja de haber estado muy pegado, como fuerza que integra el oficialismo, a la propia gestión de Larreta, a la que su bloque en la Legislatura presta mayoría cuando hay votaciones cruciales.

Queda la alternativa de algún tapado, que hasta el 22 de junio, fecha en la que deben inscribirse candidaturas, tiene tiempo de presentarse. Circulan, entre otros, el nombre del titular de San Lorenzo, Matías Lammens. Pero todas son especulaciones que rigen mientras se mantenga la pax cambiaria. Si el dólar vuelve a dispararse, Larreta tendrá que conseguir un salvavidas y es impredecible quién lo reemplace. 

Lic. Gerardo Codina 

 

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