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Sin salida
A fin de año se conoció la decisión del interventor de postergar hasta el 11 de febrero la asamblea en la que debían tomar posesión del cargo los nuevos directivos electos de la Mutual. La postergación se oficializó sin motivos el Día de los Inocentes. En la asamblea deben aprobarse los balances de los años 2012 al 2017, que tienen objeciones de los socios. Esperan que se formalice oferta de grupo privado argentino.
Buenos Aires, 22 de enero de 2019. La noticia fue publicada en España por el periódico La Voz de Galicia el 2 de enero. Allí se consigna que "El interventor judicial del Centro Gallego de Buenos Aires, Martín Moyano Barro, dispuso posponer hasta el lunes 11 de febrero la asamblea convocada inicialmente para el 29 de diciembre. Sufre así un nuevo retraso el acto de proclamación de las autoridades electas el 10 de septiembre, cuya lista era encabezada por Ramón Suárez Álvarez. La decisión fue publicada en el Boletín Oficial de la República Argentina el 28 de diciembre. En ese anuncio se indica la decisión de la intervención del Centro Gallego de "dejar sin efecto" la convocatoria a asamblea extraordinaria y disponer que la misma se dilate hasta la segunda semana del mes de febrero. El lugar elegido para el encuentro vuelve a ser el tradicional teatro Castelao, ubicado en la calle Moreno 2180, en la misma manzana donde está situado el hospital del Centro Gallego, que cuenta con un inmueble de 34 mil metros cuadrados. La Intervención Judicial no ha explicado los motivos por los que se ha tomado la decisión de postergar la convocatoria de la asamblea extraordinaria en la que deben participar los 90 representantes de socios habilitados. El actual interventor, Martín Miguel Moyano Barro, fue designado para administrar la entidad el 22 de abril del 2016 por decisión del Juzgado Nacional Primera Instancia en lo Civil 54 de Argentina."
La situación del Centro es crítica porque está librado a lo que pueda gestionar por sí mismo. Por eso, Ramón Suárez advierte de que la salvación estaría en Ospaña (Obra Social de los Inmigrantes Españoles y sus Descendientes Residentes en la República Argentina), de la que formaba parte el Centro Gallego, y de la cual quedó excluido después de una polémica operación de la Xunta y del Gobierno central español, que fue duramente criticada por miembros de la actual directiva desde hace tiempo y aún no se revirtió.
Intervenido desde hace seis años por el Estado argentino, el Centro Gallego, que llegó a superar los 100.000 socios y que fue considerado uno de los mejores centros hospitalarios de Sudamérica, cuenta hoy con unos 3.500 asociados y una enorme deuda de entre 40 y 50 millones de euros. Un año después de aquella asamblea, la oferta formal de Ribera Salud no llega y el nuevo presidente electo elegido en las elecciones del pasado septiembre todavía no ha asumido su cargo.
Por esto, la asamblea de asociados autorizó la venta del inmueble sede y orgullo de la comunidad. Pero más de un año después de autorizarse la venta, la solución todavía no llega y el tiempo se agota. En juego, cientos de puestos de trabajo, la atención sanitaria de miles de personas y un ingente legado cultural y histórico para Galicia.
Los impagos al personal, el deterioro del inmueble y el riesgo del enorme patrimonio cultural agudizan la crisis de una institución en riesgo de quiebra.
En la misma asamblea se buscará tratar los balances del Centro Gallego cerrados al mes de abril de los años 2012, 2013, 2014, 2015, 2016 y 2017, cuya aprobación es objetada por parte de los socios tras alegar que las millonarias pérdidas que allí se registran debería asumirlas el Estado Argentino, ya que sus funcionarios administraron el hospital desde el 2012.
En el punto segundo del orden del día de la asamblea pedida figura la proclamación de las autoridades que fueron elegidas en las elecciones llevado a cabo el día 10 de septiembre del 2018, y también se instará a fijar una fecha para que se cumpla la asunción de esos cargos. En dicha elección, con solo un candidato a presidente, se impuso por mayoría la lista de la agrupación de A Terra, que encabezó Ramón Suárez Álvarez, conductor de radio conocido como O Muxo. Sobre un padrón total de 3.591 socios habilitados en los comicios, solo votaron 1.125. Allí A Terra, lista encabezada por Suárez Álvarez, obtuvo 756 votos para la presidencia, mientras que la papeleta común que utilizaron las otras cinco agrupaciones (Breogán, Celta, Galicia, Salud, Cultura y Unión Gallega, que no presentaron postulantes a la Comisión Directiva) obtuvo 357.
Pese a ganar por amplia mayoría, en la elección de representantes de socios la lista de A Terra solo obtuvo un 33 % de los puestos en juego, hecho que representó un primer escollo para la nueva gestión para avalar una rápida venta del inmueble de 34 mil metros cuadrados ubicado en avenida Belgrano 2199 por no contar con la mitad más uno de los representantes de socios.
Una oferta que no llega
A fines del año pasado circuló la noticia de que un grupo argentino de gestión de sistema de salud privada habría hecho informalmente una oferta de hacerse cargo de la difícil situación del Centro. Esa oferta aportó esperanzas a la agonía del histórico Centro Gallego de Buenos Aires. La empresa BASA apuesta por la gestión del hospital sin exigir la adquisición del emblemático edificio, al contrario que Ribera Salud, un grupo español cuya oferta de hace un año no se ha llegado a oficializar.
El grupo sanitario privado español Ribera Salud, en colaboración con la Fundación Favaloro argentina, había manifestado oficialmente su interés en una operación que dejaría a la emigración gallega sin su mayor símbolo sentimental y patrimonial pero que era visto por las asociaciones y la inmensa mayoría de sus asociados como única solución posible y alternativa a la quiebra de una institución en grave crisis.
Según fuentes sindicales, la oferta del grupo BASA consistiría en aportar ya fondos para arreglar la grave situación de los trabajadores (400 en activo y más de mil acogidos a una jubilación voluntaria) a los que se les adeudan importantes cantidades, así como atender a los socios en algunos de los hospitales de su red en Buenos Aires mientras lleva a cabo una rehabilitación del edificio para poder explotarlo lo más pronto posible.
Además, el quinto piso quedaría reservado en exclusiva para los socios del Centro Gallego, al igual que el teatro, la biblioteca y los espacios de los que siempre han disfrutado. La operación, que parecía más que factible, está ahora paralizada, según las mismas fuentes por orden del Gobierno argentino, que ha aportado fondos hace sólo unos días para cancelar parte de las deudas con el personal del hospital. Otras fuentes atribuyen a las presiones de Ribera Salud el freno a esta alternativa para la casa de la emigración gallega.
Ramón Suárez, el presidente elegido el pasado 10 de septiembre con casi el 70% de los votos de los socios, insiste en que no tomará posesión de su cargo tampoco mientras no haya una oferta formal y en papel para la venta o asunción de la gerencia del hospital del Centro. Y advierte de que sólo una operación de este tipo puede salvar la histórica institución de la quiebra y, por lo tanto, evitar cualquier riesgo para su importante patrimonio cultural. "La situación es absolutamente insostenible, sin duda. Si llegamos allá, la solución no puede pasar de comienzos de 2019", advierte Suárez sobre la situación de uno de los mayores emblemas de la emigración gallega y del exilio económico y político del país.
Pero mientras, la situación del personal sanitario, que ocupa el hospital en protesta, se agudiza. El escaso salario que recibe se va reduciendo y se sitúa incluso en unos 600 pesos semanales entre reivindicaciones laborales, un edificio que sufre a la vista el deterioro y la dejadez de las instituciones y una atención a los enfermos mínima y precaria.
El patrimonio en juego
Unos 34.000 metros cuadrados, seis plantas y dos sótanos que acogen ahora la grave problemática de los socios y su atención médica y el negro futuro de un plantel apremiado por los impagos. Dentro, medio centenar de esculturas y estatuas, más de cien pinturas de Seoane, Colmeiro, Castelao o Maside, una biblioteca de 20.000 volúmenes centrados en el país, un teatro histórico de 400 butacas, un ingente archivo fotográfico o una fonoteca con discursos de Otero Pedrayo, Blanco Amor y Cunqueiro. Un inmenso patrimonio cultural en riesgo cuya gestión exigen para la futura mutual del Centro Gallego todas las alternativas formuladas por asociados o directivos, entre críticas al nulo apoyo llegado desde la Xunta o el Gobierno de España. Sería esa la institución que guarde el legado de miles de emigrantes y figuras históricas de Galicia, pero la solución es urgente.
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