Comunales | Ajuste en educación

Jardines o guarderías

La mayoría que le otorgó la ciudadanía porteña desató las manos de Larreta para avanzar a velocidad en todas sus reformas neoliberales de las políticas públicas porteñas. La idea es simple. Servicios de calidad provistos por el mercado, para quien pueda pagarlos y asistencia social a cargo del Estado, para los que no. En la volteada cae la educación y, de paso, se abre la oportunidad de hacer negociados inmobiliarios malvendiendo el patrimonio público.
Buenos Aires, 4 de diciembre de 2018. Primero fue la noticia de la creación de la UniCABA, hace ya casi un año, que puso en estado de alerta y preocupación a los 29 profesorados y traductorados de la Ciudad. Pero el plan de ajuste que impulsa el oficialismo porteño en materia educativa no se frenó allí: el peligro de achiques y cierres llegó también a los jardines maternales públicos, así como a los institutos de formación técnica superior (IFTS), al tiempo que reclaman por sus derechos los trabajadores de espacios de educación no formal. Un combo que apunta en un único sentido: menos educación pública y más negociados inmobiliarios.

"El cierre del lactario del Jardín del Ramos Mejía, el intento de vaciamiento de los 29 Profesorados a través del proyecto inconsulto de la Unicaba y el cierre de los IFTS son ejemplos concretos del ajuste de Rodríguez Larreta en la Educación Pública", enumeró Eduardo López, referente de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE).

Los jardines en la mira

Además de la UniCABA, el caso de mayor repercusión es el cierre del Jardín del hospital Ramos Mejía, que no tiene oferta para la inscripción del año 2019, cuando años anteriores ofrecían más de 70 vacantes y al que este año 1.600 familias habían elegido como primera opción para sus hijos e hijas.

Hay que recordar que la mayor parte de las vacantes faltantes en la educación pública (más de 12.000 anuales), se da en el nivel inicial, aquel para el que el presidente Macri había reservado la promesa de hacer 3000 jardines en todo el país. Otro compromiso olvidado. "Y ahora, 2018, en vez de crear los 3.000 jardines de infantes prometidos, se cierran las salas de los maternales para poder dar cumplimiento a la obligatoriedad de 3 a 5 años. ¿Esto es valorar la enseñanza de calidad desde la primera infancia? ¿Se tiene en cuenta al niño, niña, como centro de interés?", expresaba días atrás Martha Vieytes Iglesias, ex directora de Área de Educación Inicial de la Ciudad, en una nota de opinión publicada en el diario Clarín.

La idea del cierre de salas en los Jardines, cuando faltan vacantes sobre todo en ese nivel, no es ingenua. Muchas voces denuncian que el macrismo hace tiempo tiene la intención de desmantelar los jardines maternales -que reciben a niños de 45 días a tres años de edad- para reemplazarlos por espacios de cuidado, mediante la implementación de Centros de Primera Infancia (CPIs). "La respuesta desde el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires es que los niños de esa edad tendrán salas en otras instituciones que dependen del Ministerio de Desarrollo Social. Es decir: se deja de lado la educación de calidad -hay docentes formados especialmente para este nivel- y se pasa a un concepto de asistencialismo.", señala Vieytes en su columna. Y agrega: "Volvemos al concepto de ´guardería´. Y no queremos ´guardar´ a los niños y niñas; queremos desde la cuna educación de calidad. No puede ni debe quedar esta etapa etaria fuera del sistema educativo".

Al respecto, un congresal de UTE señaló "los CPIs ya abarcan una población de más de 10.000 chicos. El Estado no paga los sueldos docentes, sino un monto fijo por cada niño o niña (este año es de $3.900). De este modo el gobierno porteño sale en la foto de la inauguración pero se desentiende de la superpoblación de las salas, la precarización laboral y los recortes de infraestructura y material didáctico, que estas entidades realizan. Los CPIs ni siquiera son clasificados como espacios educativos ya que dependen del Ministerio de Desarrollo Social. Esto pone en riesgo no sólo los derechos de las docentes, sino también el de los niños y niñas, ya que en muchos casos el personal contratado es ´no docente´, devaluando la importancia de la educación desde los primeros años", agregó.

Estas medidas van contra la Constitución de la Ciudad y su artículo 24, además del artículo 18 de la Ley Nacional de Educación. El artículo 24, que ordena a la Ciudad "la responsabilidad indelegable de asegurar y financiar la educación pública, estatal, laica y gratuita en todos los niveles y modalidades, a partir de los 45 días de vida hasta el nivel superior".  Cabe recordar también la ley nacional Contrato de Trabajo, que establece que en fábricas, empresas e instituciones con cierta cantidad de trabajadoras mujeres se habilitarán salas de jardín. Su vigencia facilitaría no sólo que las madres continúen con la lactancia, sino también su incorporación al mundo del trabajo.

Más allá de las leyes, que los funcionarios se comprometieron cuando asumieron a cumplir y hacer cumplir, empobrecer la educación en la primera etapa de la vida es un daño irreversible. "Los primeros años de vida son esenciales para el posterior desarrollo del ser humano. Es la etapa de las mayores adquisiciones: motrices, intelectuales, psicológicas, afectivas", recuerda la ex directora de Educación Inicial. Pero es coherente con el tipo de sociedad que pretende el PRO. Que los ganadores los determine el mercado. El Estado sólo está para ensanchar las fronteras de los negocios. Por ejemplo, educación inicial de calidad, que la pague el que pueda.

                                                           Santiago Pujol


Compartir nota en las redes sociales Enviar Imprimir

Dejanos tu comentario