Sociedad | La revolución tecnológica y el empleo

Uberización del trabajo

Como en todo el mundo desde que irrumpió, la multinacional norteamericana Uber genera polémicas entre nosotros. Por un lado, los taxistas reclaman que se la prohíba porque no cumple ninguna ley. Por el otro, hay quienes elaboran proyectos para regularla. Entre tanto, los grandes medios la promueven y, en medio de la crisis, muchos se aferran a ella como forma de obtener ingresos.
Buenos Aires, 9 de octubre de 2018. El desarrollo de las tecnologías de la comunicación y el procesamiento de datos hizo posible el nuevo negocio. Una simple aplicación que se baja al celular, el telefonito conectado a la red y ¡listo!: se puede contratar un auto particular para hacer un viaje, sabiendo de antemano su costo y la forma de pago. Claro, no hay seguro ni los conductores están habilitados para transportar pasajeros. Pero ¿quién piensa en accidentes antes que ocurran? Además, ¿quién se va a enterar?.

El negocio es formidable. Sin una oficina en el país, sin autos, sin empleados y con la sola disposición de la aplicación, la empresa norteamericana se aprovecha del capital (los vehículos) y el trabajo de muchos y se lleva la ganancia afuera. Sólo cobra una comisión, pero sin ningún compromiso. No paga vacaciones, aportes jubilatorios, obra social ni indemnización por despido a sus "asociados". Eso corre por cuenta de ellos, igual que los gastos del auto y su mantenimiento. Si no los necesita más, simplemente los baja del sistema.  

La misma lógica, pero en bicicleta, tienen las multinacionales de origen español Glovo y la colombiana Rappi. Y se multiplica en los delivery como la rioplatense PedidosYa, la brasileña iFood y la colombiana Treggo. "Es un modelo de crowdsourcing similar a lo que hacen otros modelos de negocios como es el de Uber. Ellos ganan la totalidad del costo de envío que paga el usuario. Rappi no retiene nada a los rappitenderos", explican.

Otra describe a sus cadetes como "profesionales independientes, que voluntariamente deciden participar y beneficiarse de la economía colaborativa que ofrece nuestra aplicación. Esto significa una gran oportunidad para muchísimas personas que cuentan con tiempo libre y lo desean monetizar. Los mismos cobran por hora y fácilmente pueden llegar a obtener ganancias mayores a un sueldo mínimo hoy en Argentina". 

Lo de voluntario es relativo. El tiempo libre tiene que ver con la desocupación que afecta sobre todo a los más jóvenes y la necesidad de generar cualquier ingreso para afrontar un horizonte cada vez más complejo y duro. La crisis económica en Argentina ha golpeado a la mayoría de sus habitantes con recesión y una alta inflación, pero para Uber ha significado encontrar el mercado con mayor crecimiento a nivel mundial.

"Tenemos un proceso de precarización del trabajo, de pérdida de empleo registrado, y hay una pérdida del poder adquisitivo generalizada", señaló Hernán Letcher, director del Centro de Economía Política Argentina. "Antes se podía hacer changas -trabajos informales-, buscar trabajos adicionales, pero hoy no porque la economía está parada. Entonces Uber es una opción", añadió.

El entusiasmo de los grandes medios

Difícilmente se puedan leer notas críticas acerca de Uber en la gran prensa. Pese a ser una actividad ilegal, se destinaron páginas a describir cómo es la aplicación y dónde obtenerla. Y cada vez que alguna autoridad sanciona su actividad no contemplada en nuestras leyes, exponen ampliamente los razonamientos de los abogados que la representan en nuestro país, que incluso obtuvieron fallos favorables a la "libertad de comercio" en la que se escudan. 

Se trata de una expresión de deseos de las empresas. Que todos los trabajadores sean contratados por tarea, sin cargas sociales ni obligaciones empresariales. "Colaboradores externos", que se usan cuando se los necesita y nada más. Algo ideal en caso de díscolos o de quienes reclaman mayores salarios.

La tecnología abre una oportunidad, incluso vistosa, que se puede mostrar como una modernización y que brinda "satisfacciones" al usuario. ¿No facilita la vida que te lleven a casa lo que olvidaste comprar o lo que se te ocurre comer cuando estás con amigos? A gran escala, Amazon y Alibaba hacen lo mismo. Comprás por internet, pagás con tu tarjeta y te lo traen a tu puerta. En el medio, muchos que trabajan a destajo, haciendo una tarea poco calificada, por poco dinero, sin cobertura social y que en cualquier momento se quedan en la calle.

Legalizar Uber en la Ciudad

Después de años de idas y vueltas judiciales, se presentó un proyecto para regular el servicio de Uber en la Ciudad. Marcelo Guouman dice que el servicio genera "inequidades profundas en relación con los servicios de transporte", ya que no existe intervención del Estado. "Estamos atravesando una situación de absoluta irregularidad que perjudica a los consumidores por su falta de regulación y a los taxistas porque se ven perjudicados ante una competencia desleal", sostuvo.

De aprobarse la propuesta, los autos no podrán tener más de siete años de antigüedad para poder circular, tres menos que los taxis. Pero la norma no modificaría la uberización de la relación laboral. En España y otros países ya se avanzó en el sentido de forzar a la multinacional a que reconozca la relación de dependencia y, por lo tanto, los beneficios sociales, de los trabajadores que se desempeñan para ella, usando sus propios vehículos.

La justicia porteña condenó el mes pasado a Uber y a su CEO, Mariano Xavier Otero a la pena de multa e inhabilitación por dos años para ejercer cualquier actividad vinculada a la prestación de servicio de transporte de pasajeros de cualquier modalidad, por encontrarlos culpables de organizar actividades lucrativas no autorizadas en el espacio público. Pero no está dicha la última palabra.

Santiago Pujol


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