Comunales | Confitería del Molino

Avanza la restauración

En junio comenzaron las tareas de reparación del histórico edificio que fuera inaugurado en 1916. Las tareas son llevadas adelante por la Comisión Bicameral Administradora de la Confitería del Molino, dado que el inmueble fue incorporado al patrimnonio del Congreso de la Nación. Le toca presidirla a el diputado porteño Daniel Filmus. Cuando las refacciones se concreten, volverá a funcionar la confitería, habrá un museo y además, un centro cultural que se llamará "De las aspas".
Buenos Aires, 18 de setiembre de 2018. Pese a los pronósticos pesimistas, las obras de restauración de la Confitería del Molino avanzan. Mosca blanca en tiempos de parálisis de proyectos debido al enorme desbarajuste fiscal, financiero y económico que atraviesa el país, gracias al "mejor equipo de los últimos 50 años", sin embargo el lento proceso de poner en valor una de las mayores joyas arquitectónicas de la ciudad, ya comienza a dar sus primeros pasos. 

Según Daniel Filmus, que preside la Comisión Bicameral Administradora de la Confitería del Molino, durante la próxima Noche de los Museos, en noviembre, los visitantes podrán ingresar al primer y segundo piso, donde funcionaban la confitería y los salones de fiestas. "Desde la Comisión estamos trabajando con mucha celeridad. Ricardo Angelucci es el secretario administrativo. Ya se desalojó a las personas que lo ocupaban estaban allí, se instaló seguridad y comenzaron las primeras tareas de restauración y de estudio de daños estructurales. Además, ya empezó el quite del andamio perimetral, que va a permitir recuperar las veredas y los caños de agua, para que ya no se filtre hacia el interior del subsuelo", contó Filmus en una nota publicada en Diario Z y puede constatar cualquiera que observe el edificio. De este modo, la esquina de Callao y Rivadavia quedará despejada.

"También se gestionó un convenio con la Universidad Nacional del Arte y otro con la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires para trabajar sobre los daños estructurales y la recuperación patrimonial", detalló Filmus. En el mismo sentido el pasado 14 de agosto, la Cámara de Diputados, el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad y el Ministerio del Interior de la Nación, firmaron un convenio de cooperación que estableció el marco para definir las obras. "Va a ser un trabajo tripartito. El presupuesto no está definido porque depende de los estudios de daños estructurales que aún se están realizando. La idea es tener, a lo sumo en tres meses, todo el programa maestro que permita plantear una agenda para su recuperación integral", afirmó Daniel Filmus. Cada jurisdicción hará los aportes necesarios para que la Confitería, inaugurada el 9 de julio de 1916, pueda ser licitada. "La idea es que, como la confitería va a tener un uso comercial, quienes la tengan a su cargo puedan mantener el edificio con ese dinero", explicó el diputado.

Las obras forman parte de la renovación integral de la "Manzana Legislativa", a cargo del Plan Rector de Intervenciones Edilicias del Congreso (PRIE) y hoy un equipo de 20 personas trabaja puertas adentro en su recuperación. La construcción, de aproximadamente 6900 metros cuadrados, cuenta con cinco pisos y tres subsuelos, que son los más afectados. Antes del cierre, en el primero funcionaba la cocina, donde trabajaban alrededor de 90 personas. Como parte del proyecto, un grupo de personas se está encargando de reconstruir las antiguas recetas. Pero enfrentan el obstáculo de que algunas jamás fueron develadas. 

La Confitería del Molino, en la esquina de Rivadavia y Callao, justo enfrente del Congreso de la Nación, fue inaugurada el 9 de julio de 1916, hace más de 100 años. El lujoso edificio Art Nouveau  fue escenario de eventos políticos claves del siglo XX y albergó buena parte del entre tejido de la política criolla. Pero no sólo hubo debates políticos en sus mesas. Eva Perón, Niní Marshall, Roberto Arlt y Carlos Gardel pasaron por allí y probaron las exquisiteces de su pastelería. Pero también los porteños de a pie hicieron cola para comprar el célebre panettone de castañas o el famoso imperial ruso, postre inventado por el fundador de la confitería Cayetano Brenna, luego de la Revolución de Octubre que derrocó al régimen zarista de los Romanoff. 

Hacia mediados de los 90, lo había ganado la decadencia. El Molino cerró en 1997, aparentemente por vacaciones, y nunca más volvió a abrir. Ahora, luego de más de 20 años, está en marcha el plan de restauración. La ley 27.009, sancionada a fines de 2014, aprobó la expropiación del edificio creado por el arquitecto Francisco Gianotti. El Monumento Histórico Nacional fue transferido al Congreso y se estableció que en su interior deberían funcionar una confitería, un restaurante o un local de elaboración de productos de panadería o pastelería, un museo dedicado a su historia y un centro cultural, que se llamará "De las Aspas". El Estado Nacional compró el edificio en marzo de 2017 a un costo de casi 182 millones de pesos. Durante los años que estuvo abandonado, parte de su broncería fue saqueada y sus ambientes usurpados. Además, la humedad arruinó las paredes y los techos, y la mampostería corrió peligro de derrumbe. Ahora toca repararlo y recuperar la histórica Confitería para el patrimonio cultural del país.


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