Historias de nuestra comuna | Recuerdo de Abelardo Castillo

Antiguo pasaje de La Victoria

Abelardo Castillo, nuestro escritor de Balvanera fallecido el año pasado a los 82 años, decía en un reportaje realizado en 2002 que no le importaba en qué lugar trabajara en su casa de altos del Once, lo que contaba era la hora. "Yo trabajo en la noche antes que de noche, ya que la noche no es un momento en el tiempo sino más bien un lugar en el espacio. Puedo perder una madrugada entera buscando un adjetivo. Con todo lo que pasa en el país, pasarme una noche entera buscando un adjetivo parece hasta ilegítimo en este estado de cosas. Me genera un estado de culpa".
Buenos Aires, 4 de setiembre de 2018. Una noche entera, explicaba Castillo en una larga mesa de madera, puede ser pasar de la noche al día y entrar nuevamente en la noche. "Necesito la oscuridad, acá siempre es de noche, sin luz natural. Necesito esa sensación recoleta para escribir. Todas las noches paseo, sin moverse de mi escritorio, por el antiguo pasaje de La Victoria". 

Es que el espacio físico que  ocupaba su escritorio, de ventana eternamente cerrada, pertenecía a un pasaje que cruzaba la manzana comprendida por Hipólito Yrigoyen, Alsina, Pichincha y Matheu. El pasaje no está más, pero sí la enorme casa en la que Castillo vivió con su mujer, la escritora Silvia Iparaguirre.

A fines del siglo XIX se consolidaba el barrio de Balvanera, se había logrado el loteo de las viejas quintas y se contaba con la corriente eléctrica. Aunque en general era un barrio de casas bajas, con lotes aún desocupados, ya se habían levantado importantes edificios públicos como el de la estación Once de Septiembre, el Palacio de las Aguas Corrientes y la Facultad de Medicina.

Dentro de las nuevas construcciones particulares se edificó el ex pasaje de La Victoria, con el fin de densificar en horizontal la manzana y hacer frente a la necesidad de vivienda de la creciente población de la ciudad. Construido en 1890 por encargo de Francisco Bosch, se ubicó en un lote de 25 metros de ancho, originalmente pasante y con salida a las calles Alsina 2327 e Hipolito Yrigoyen 2326. Fue un proyecto del arquitecto Giuseppe Bernasconi quien tres años antes había construido el pasaje Rue des Artisans en Recoleta y su nombre obedece a la antigua denominación de la calle Hipólito Yrigoyen hasta 1947.

De estilo clásico italiano, con siete balcones enfrentados, tanto en la planta baja como en la parte alta, el pasaje es peatonal, a cielo abierto, y desde allí se accede a las viviendas de planta baja  a través de patios privados cerrados y abiertos, en medio de empinadas paredes con viviendas en puente que coinciden con la línea municipal y cubren el acceso, y a las de planta alta, por medio de escaleras comunes iluminadas por claraboyas vidriadas. Fue subdividido en dos propiedades, por lo cual su longitud se acortó aunque su uso residencial original no fue modificado. 
 
Está ubicado frente al antiguo mercado Spinetto y al día de hoy sólo se accede por la calle Alsina. Desde la vereda el pasaje pasa desapercibido, justamente porque la mitad del mismo fue edificado, la línea de la fachada no se corta y además el acceso semicubierto es restringido pues se halla cerrado con una doble puerta de madera.                                                                                                                 
                                                                                                                                                                                                                                             Norberto Alonso
 


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