Comunales | Centro Gallego de Buenos Aires

El patrimonio en riesgo

Fundado en 1907, el Centro Gallego de Buenos Aires expresa la significación de esa importante corriente inmigratoria en nuestro país, como otras de igual o mayor relieve y al mismo tiempo, la trascendencia de nuestra ciudad para los gallegos residentes en otras partes de América y en España.
Buenos Aires, 6 de febrero de 2018. Significación reforzada en tiempos de la dictadura franquista que, entre otras cosas, reprimió la expresión de las diversas nacionalidades que se conjugan en la nación española. Conflicto que la actualidad de la crisis catalana muestra todavía vivo en el país europeo. Buenos Aires, desde la época de la Guerra Civil y durante los cuarenta años del régimen vencedor, fue el refugio predilecto de la lengua y la cultura gallega. Mucho de ese patrimonio se resguarda aún en la sede de la avenida Belgrano. 
 
Como otras iniciativas de comunidades inmigrantes, la institución asumió tareas asistenciales múltiples, haciendo centro en el cuidado de la salud y la recreación de la cultura gallega. Con el paso de los años la primera de esas tareas se convirtió en un esfuerzo desmedido para las posibilidades de la colectividad. Malas administraciones empeoraron el panorama. Desde 2012, el estado argentino, por medio del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social, tomó en cuenta el pedido de ayuda de las autoridades del momento y se hizo cargo, a través de una intervención judicial, del manejo del Centro, a los efectos de encauzar su economía y asegurar su subsistencia. Pero la entidad necesita de aportes de fondos frescos para poder sostener su actividad en lo referido a las prestaciones de salud y esos fondos los debería aportar la misma comunidad que, generación tras generación, se ha ido entremezclando en nuestro pueblo.

A fines del año pasado, la asamblea de socios del Centro dio un paso doloroso para tratar de resolver la cuestión. Acordó vender la sede a un grupo privado español, asociado a la Fundación Favaloro, a cambio de asegurar las prestaciones de salud para sí mismos y de preservar el uso y propiedad de los espacios culturales. Cuando parecía que todo se encaminaba hacia un desenlace a tono con la época, el grupo privado consideró exageradas las pretensiones de los asociados y dio por finalizada la negociación. Los lectores de nuestra página web habrán podido seguir estas incidencias semana a semana. 

El último eco de estos hechos fue el debate en el parlamento regional gallego sobre las acciones que puede y debe llevar adelante la Xunta de Galicia para preservar el patrimonio cultural que atesora aquí el Centro Gallego. En nuestro país, sin embargo, no hay ningún reflejo de esta preocupación. Aunque debiera, pues, así como de significativo es para los gallegos, también lo es para nosotros, porque forma parte constitutiva de nuestra propia historia. Se dirá que hay necesidades más acuciantes y quizás con razón. Pero los pueblos que descuidan su pasado no preparan su porvenir. 




Compartir nota en las redes sociales Enviar Imprimir

Dejanos tu comentario