Porteñas | Desalojo de manteros

Una costumbre de verano

Esta vez le tocó el turno de Liniers. Como ocurrió el año pasado en Once, enero fue el mes elegido para llevar adelante las acciones que comenzaron esta madrugada. Ofrecieron pagarles $14 mil mensuales mientras se capacitan para formalizar su actividad. Algunas instituciones manifestaron que podrían ofrecerles empleo y quienes lo rechacen podrán mudarse a la feria instalada cerca de la estación Once.
Buenos Aires, 16 de enero de 2018. Después del gran operativo de seguridad desplegado por la Policía de la Ciudad en el barrio porteño de Liniers para desalojar a unos 500 manteros que trabajaban en ese lugar, el Gobierno porteño analiza medidas para que esas personas no se queden sin ningún ingreso. Para ello, analizan pagarles una especie de sueldo a quienes decidan formalizar su actividad. 

Según adelantaron funcionarios públicos, a los manteros se les pagaría una mensualidad de $14 mil mientras se capacitan para formalizar su actividad comercial. El dinero vendrá de la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad (FECOBA). En tanto, el Sindicato del Plástico, la Asociación de Empresas de Limpieza y la Federación Gremial del Personal de la Industria de la Carne y sus Derivados, entre otras entidades, ofrecieron evaluar a los manteros luego de la capacitación para, eventualmente, ofrecerles trabajo.

Quienes rechacen el empleo ofrecido por estas instituciones,podrán mudarse a la Feria de Once, ubicada en La Rioja 70, cerca de la estación Once, donde fueron reubicados los manteros desalojados en el verano del año pasado, en medio de un operativo represivo que se extendió por días.

Al respecto, Omar Guaraz, referente de Vendedores Libres, advirtió que los manteros ya no le creen a Horacio Rodríguez Larreta ya que, ante la poca circulación peatonal por la feria de Once, los manteros decidieron abandonar el lugar y volver a la calle. "El fin último que persigue Larreta es el exterminio de los manteros y la economía popular en su conjunto", dijo a Radio Gráfica.

La elección de enero para liberar espacio público de la venta ilegal no es antojadiza. El 10 de enero pasado un operativo policial que comenzó a las dos de la madrugada impidió que unos 2000 puesteros se instalaran, como todos los días, en las veredas de la avenida Pueyrredón y las calles aledañas, en la zona de la plaza Miserere.

La tensión de las primeras horas duró varios días en los que los vendedores reclamaron una solución alternativa para mantener sus puestos de trabajo. La negociación fue intensa y el malestar fue cesando al tiempo que los puesteros comenzaron a encontrar respuestas. El conflicto se destrabó definitivamente con la aparición de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) que ofreció capacitación y un subsidio mensual, durante tres meses, mientras durasen los cursos.

Fueron 782 las personas que accedieron a la oferta y cumplieron con los requisitos planteados, entre ellos, estar inscriptos en el monotributo social y no tener antecedentes penales. El resto se quedó sin el pan y sin la torta. En la actualidad trabajan algunos de ellos en dos predios: uno ubicado en Boulogne Sur Mer y Perón y el otro en La Rioja 70. Dos csitios que languidecen por lo que ya conocían de antemano los vendedores, por allí no circulan compradores.

Días después de liberar la zona se anunció el proyecto Once Peatonal, la puesta en valor de la zona comprendida por las avenidas Pueyrredón, Corrientes y Rivadavia, la Uriburu y el entorno de Plaza Miserere, que consiste en la peatonalización de calles, el ensanche en veredas, la ampliación de esquinas, la incorporación de luminarias, arbolado y mobiliario urbano. Obra que se está llevando a cabo. Además, con el desalojo de los manteros, los comerciantes reportaron que sus ventas se incrementaron al menos un 40%.

También en enero, de 2012, unos 100 puesteros de la peatonal Florida fueron sorprendidos por un operativo policial que les impidió instalarse en la vía pública, como lo hacían todos los días. En este caso también hubo tensión durante varios días, pero la presencia de efectivos y los controles permanentes hicieron desistir a los más rebeldes.

Preparativos en Liniers

Durante todo el año pasado se realizaron allanamientos en la zona que presentaba mayor conflictividad, cercana a la terminal de ómnibus del barrio, en los que se secuestró mercadería de distintos rubros y alimentos. También se clausuraron varios locales que funcionaban de manera irregular cerca de la estación de tren Sarmiento que meses más tarde fueron demolidos. Todas estas acciones anticiparon el desalojo realizado la semana pasada.

El perímetro liberado es el comprendido entre la avenida Rivadavia y las calles Carhué, Ventura Bosch y la colectora de la General Paz. Son unas 30 cuadras o 3.300 metros lineales en los que funciona una feria gastronómica de la colectividad boliviana y puestos ambulantes de diferentes rubros. Todas las estructurales metálicas ubicadas fuera de la línea municipal se retiraron. La Policía de la Ciudad impidió que se instalaran esos puestos y los tradicionales manteros.

Hasta mediados de los años 80 en la zona funcionó un mercado de frutas y verduras que luego, en los 90, se transformó en un shopping. Esa transformación originó un centro comercial a cielo abierto que ofrecía todos los ingredientes de la gastronomía andina, además de indumentaria de las comunidades boliviana y peruana. Sopa de maní, picante de cerdo o de pollo, falso conejo y chairo paceño eran algunos de los platos que se podían consumir allí.

Pero a medida que se cerraron las puertas de otros espacios los manteros fueron llegando a Liniers que incorporó nuevos actores. Hasta ayer, además de productos regionales se podía encontrar se venden vestimenta, artículos para el hogar, DVD, bijouterie y todo tipo de productos.

La Justicia tiene relevado 475 puestos, 239 de ellos comida y 236 de diversos rubros. Entre las comunidades predominantes se cuentan la senegalesa (44%), la boliviana (39%), la peruana (9%), la argentino (5%) y la paraguaya (1%). Los rubros con mayor puestos de venta son bijouterie (47%), frutas y verduras (38%), comida elaborada (13%) e indumentaria (2%).

El año pasado la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) concluyó que Liniers tenía el 25% de participación en la distribución de puestos de venta ilegal, pasando de los 679 puestos de 2011 a los 900. En toda la ciudad había 3727 puestos que se redujeron en forma drástica luego del desalojo de Once.


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