Comunales | Restauración de la Confitería del Molino

Nación no pone la plata

Vecinos y entidades patrimonialistas piden que el gobierno nacional disponga los fondos para restaurar la Confitería del Molino. Para ello, el Poder Ejecutivo nacional tiene que enviar una partida al Congreso. "Cada día que pasa se acentúa el daño generalizado que exhibe el edificio".
Buenos Aires, 5 de setiembre de 2017. "Es Or Patri Nio Rico Na Al", se puede apenas leer en el cartelón de lona azul colgado entre los hierros del andamio que trepa en lo alto de la esquina noroeste de las avenidas Rivadavia y Callao. Este paño arrugado y alicaído que debería decir con cierta soberbia "Puesta en Valor del Patrimonio Histórico Nacional" resume el presente de la Confitería del Molino, el histórico inmueble art noveau que está escondido tras la malla protectora azul, los caños y maderas que protegen su tambaleante estructura, inaugurada con pompa el 9 de julio de 1916 y cerrada al público desde febrero de 1997. 

En 2014 el Congreso votó su utilidad pública para reabrirla como espacio cultural y panadería bajo control del Poder Legislativo nacional (Ley 27.009). Este año el Poder Ejecutivo invirtió más de 182 millones de pesos para adquirir el edificio, pero desde entonces no ha girado fondos para iniciar la puesta en valor. Por eso vecinos y entidades patrimonialistas están en alerta y piden que se inicie lo antes posible la restauración de este ícono de Balvanera. 

El envío desde el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda al Congreso de unos 500 millones de pesos para la reconstrucción y posterior transformación en un centro cultural con museo, como lo estipuló la Ley 27.009, todavía está pendiente. 

En este contexto, un informe técnico elaborado por empresas privadas alertó del peligro de desmoronamiento del pináculo, los vitrales y la mampostería de la centenaria construcción, de casi 7.000 m2 cubiertos, declarada Monumento Histórico Nacional en 1997. Luego de ese estudio, se lo envolvió con una fuerte malla protectora azul que oculta sus peculiares características arquitectónicas.

Es por esto que las instituciones del barrio como la Junta de Estudios Históricos de Balvanera, Balvanera al Sudoeste, la Asociación Art Noveau de Buenos Aires (AANBA) y el Consejo Consultivo Comunal 3 (Balvanera y San Cristóbal) bregan para que se efectivice. El 15 de septiembre se hará un acto en el Senado de la Nación. Desde las 17.30 habrá un espectáculo de tango en el Salón Azul para dar visibilidad al reclamo. También son parte de esta actividad la Universidad de Tres de Febrero, el Consejo Profesional de Arquitectos y Urbanismo, la Sociedad Central de Arquitectos y el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS).

Willy Pastrana, de la AANBA, habló con este medio y defendió la importancia del evento del 15 de septiembre en particular y de la activa lucha por el Molino en general: "Uno no toma la dimensión de lo que está en riesgo. Es patrimonio de todos lo que está desmejorado y luchamos para que se restaure".

Al preguntarle sobre qué usos se le deben asignar a este edificio, Pastrana dijo que es necesario ver en sus orígenes y darle al inmueble un sentido federal. También dijo que pese a que se hayan perdido muchos objetos y ornamentaciones del inmueble producto del paso del tiempo y del vandalismo, es necesario "tener un activo compromiso para exigir a las autoridades que conserven el mobiliario actual". 

En Balvanera también sigue de cerca el tema la integrante de la Junta Comunal 3, María Suárez. En diálogo con este medio dijo que estudia llevar el caso a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires ante el Defensor Alejandro Amor. Al cierre de esta edición también había elaborado un documento sobre los últimos acontecimientos con respecto al histórico edificio que puso en circulación pública. Allí la representante local reflexiona: "Se deduce que el Estado compra un edificio y luego lo abandona. Denunciamos falta de seguridad en el edificio y su entorno, los andamios son una rampa de acceso para cualquiera que quiera subirse y entrar a robar por los huecos de las paredes, las letras de la marquesina y las aspas del molino se encuentran oxidadas y a punto de desprenderse".

Poco antes del cierre de esta edición, el Senado de la Nación aprobó una propuesta de norma elaborada por su presidente Federico Pinedo, y Ángel Rozas (ambos del interbloque Cambiemos) para ampliar los usos del inmueble. Su intención inicial era disponer allí oficinas legislativas. Sin embargo, tras el debate en el Recinto se acordó un texto consensuado que expresa que "el resto del edificio deberá consagrarse a actividades culturales, legislativas y de difusión de los valores del pluralismo y de la democracia".

El proyecto que luego deberá tratar Diputados indica que "los recursos económicos obtenidos como fruto de la concesión y/o explotación de los distintos espacios se destinarán preferentemente a la gestión y mantenimiento del edificio".

Debido al mal estado del inmueble, una malla y una bandeja de contención lo cubren para evitar desprendimientos de vitrales y mampostería. El equipo del Plan Rector de Intervenciones Edilicias del Congreso Nacional (PRIE) se encargará de la restauración. Sin embargo, ante la falta de fondos, todavía no han podido entrar en funciones. Su coordinador, Miguel Mármora, expresó: "Aún no pudimos ingresar a la confitería. Es una picardía porque hay un trabajo previo de documentación y relevamiento que se podría hacer, mientras avanza por otro lado todo lo que tiene que ver con el traspaso y el presupuesto. Sufrimos como fanáticos y obsesivos de lo que hacemos. Cada día que pasa se acentúa el daño generalizado que exhibe el edificio".

Juan Castro


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